sábado, 17 de marzo de 2007

Intolerancia profesional

A veces los psicólogos profundizamos tanto que nos olvidamos de lo que quedó en la superficie.

El psicoanálisis es una de nuestras principales herramientas teóricas que se basa en la hipótesis de que existe un aparato psíquico dentro del cual circula de una cierta manera, una cierta cantidad de energía entre sus diferentes piezas que Freud llamó instancias (o provincias, según quién traduzca del alemán).

Las similitudes con un mecanismo hidráulico o neumático son incuestionables. Para mí que Freud se inspiró en las máquinas a vapor de su época, (dentro de las cuales al ferrocarril le tenía terror, pero esto último es sólo un chisme porque me encantan los chismes). Siguiendo con lo que venía, en general podría afirmarse que cualquier invento que realiza el hombre está inspirado en algo que «ya inventó la naturaleza». O sea que la gran obra del ser humano es puro plagio (pero esto último es un sarcasmo porque me divierto siendo sarcástico).

Es muy fácil para cualquier psicólogo encontrar la analogía que existe entre la energía psíquica y el dinero como energía económica de una sociedad. Tampoco le resulta complicado suponer que los diferentes sectores de la actividad de una sociedad podrían compararse con instancias psíquicas (yo, ello, superyó) y también le es posible comparar la dinámica psíquica con las variadas transacciones que se procesan dentro de una sociedad (compras, ventas, cobros, pagos, honorarios, reclamaciones, subsidios, préstamos, etc.).

Puedo asegurarles que aquel que estudia economía, estudia sin saberlo, sobre el aparato psíquico del ser humano, sobre la psicología social, sobre dinámica de grupos y otras ramas del saber humano. ¡Pero fíjense qué desperdicio! Los psicólogos y los economistas pensamos que estudiamos cosas diferentes y ¡ni nos hablamos! Podría decirles que existe como una especie de xenofobia entre los cultores de una y otra rama del saber.

¿Y ustedes saben por qué no podemos trabajar juntos para un mayor beneficio de todos? Por la maldita prohibición del incesto. Como todo el mundo deseó tener relaciones sexuales con sus familiares más próximos y no lo dejaron, después, cuando es grande y se recibe de psicólogo o economista, sólo quiere tener relaciones profesionales con los que pertenecen a su misma familia laboral. ¡Está clarito!

No tengo que explicarles que los equipos multidisciplinarios son, por lejos, mucho más productivos que los equipos cerrados.

Sé mucho sobre la prohibición del incesto y sus infinitas consecuencias (buenas y malas).

Otro día les cuento más. Estén atentos porque, con un poco de suerte, la pobreza tiene los días contados. :-)

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reflex1@adinet.com.uy

1 comentario:

Centro Diurno Sayago dijo...

De verdad, el trabajo interdisciplinario es mucho más productivo, más divertido y más interesante. Por otra parte, tiende a la larga, a corregir la deformación profesional.

Gabriela.