sábado, 28 de abril de 2007

Mamá, ¿San Pedro tiene balanza?

Está de moda la delgadez, una escasez razonable de peso. Ser gordo es antiestético y patológico.

Como en el Río de la Plata tenemos el Peso Uruguayo y el Peso Argentino como denominación de los respectivos signos monetarios, podría pensarse que algunas personas «no quieren ganar peso» porque inconcientemente sienten que se convierten en gordas.

Reconozco que el argumento suena como un gran disparate, pero Lacan no pensaba lo mismo y estoy en condiciones de asegurar que él estaba loco, pero no tanto.

………

Lo que determina el peso de cada uno es la relación que existe entre su cuerpo (masa) y la Ley de gravedad.

Esta «Ley» no genera mucha paranoia, pero nuestro inconciente sabe que sin embargo «es grave».

Todo lo que implique ganar peso puede resonar en muchos inconcientes (me refiero a la instancia psíquica y no a la cualidad de algunos ciudadanos) como que se produce un agravamiento, la persona con más peso-dinero, está más grave. Esto sí que es terrible y persecutorio.

Usted tiene que haber observado cómo algunas personas utilizan un tono alegre para decir «no tengo un peso». Esto podría ser muy disonante si no existiera la intuición de que es bueno carecer de peso. Ser pobre equivale a estar liviano. No olvidemos que el premio mayor para muchos es «ir al cielo» y esto no será posible si se tiene mucho peso-dinero.

Como si estas intuiciones populares no fueran suficientes, la biblia lo puso por escrito: «Pasará más fácil un camello por el ojo de una aguja que un rico por la puerta del cielo». ¿Qué duda puede quedar?

Estas asociaciones (que si están en mi cabeza, potencialmente están en la de todos), pueden estar determinando una ingobernable resistencia a ganar dinero-peso, engordar, enriquecer… ¡para poder ir al cielo!

Nota: Queda para más adelante hacer algún comentario sobre la «Ley de la gravedad».

●●●

No hay comentarios: