sábado, 23 de febrero de 2008

Dentadura guardaespaldas

Si recibiéramos un transplante de nalga de vaca, nuestro organismo lo rechazaría porque el sistema inmunológico está para sacar corriendo a cualquier elemento extraño que pretenda instalarse en nuestro cuerpo.

Sin embargo, si esa nalga de vaca la ingerimos, por ejemplo convertida en una deliciosa milanesa, el organismo tiene todo dispuesto para que aquella vaca que fue tan violentamente expulsada de nuestro cuerpo, ahora se integre, molécula por molécula, convirtiéndose a partir de entonces en parte nuestra.

Así sucede a nivel biológico pero ahora les comentaré cómo esto mismo sucede casi igual a nivel psíquico.

Cuando se nos presenta algún problema muy molesto, inoportuno, peligroso, amenazante, angustiante, reaccionamos de forma parecida al transplante de nalga de vaca. Lo rechazamos con furia, enojándonos, amargándonos, negándolo, quejándonos. Como si nuestra psiquis poseyera un sistema inmunológico que quisiera sacar corriendo a la nueva situación que pretenda perturbar nuestra tranquilidad.

Sin embargo, a veces procuramos enfrentar el problema tratando de comprenderlo, estudiarlo, analizarlo. Consultamos a gente experta, leemos libros, vamos a Wikipedia y otras medidas por el estilo.

Lo que hacemos en este caso es más o menos lo mismo que cuando nos comemos una milanesa de carne de vaca para que pase a formar parte de nosotros pacíficamente.

Cuando tratamos de saber sobre lo que nos dificulta la existencia estamos intentando comernos el problema, digerir la situación, hacer mierda la dificultad, eventualmente amigarnos con ella si es que no podemos vencerla.

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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Así que entonce conocer, comprender y comer son cosas medio parecidas?
¡Interesante!

Anónimo dijo...

Cuando resolvemos digerir un problema comprendiéndolo, tratamos de que el problema pase a formar parte de nosotros. Entonces yo pregunto: ¿Cuando no tratamos de comprenderlo-digerirlo, lo que hacemos es dejar que el problema nos coma a nosotros y pasamos a formar parte de él?

Anónimo dijo...

Nunca estudié tanto de enfermedades como cuando mis hijos hacían fiebre o se brotaban. Ahora me entiendo.

Anónimo dijo...

ALGUIEN ROBÓ TU FOTO!!!

Anónimo dijo...

ya apareció de nuevo tu foto. bien linda, la que tiene un ojo triste y el otro alegre.
a mi me gustan las milanesas de vaca, pero para transplantar nalga, me parece mejor la de una linda yegua que la de vaca. a otros les puede gustar más la nalga de potro. son gustos y los gustos no se explican.

Anónimo dijo...

Mi amigo es tan homofóbico que aprendió tiro al blanco de espladas!

Anónimo dijo...

como mi escala de valores me impide asesinar a todos y c/u de las amantes y los amantes de mi marido, trato de amigarme con ellos. Invierto enormes sumas de dinero en fastuosas fiestas y los invito a todos y a todas. Es más, trato de acercarme, con la escusa de un canapé o una copa de champán, para conversar y conocer a todas esas personas para poder quererlas, integrarlas en mi árbol psíquico de afectos.
Hasta ahora todo ha ido bien, civilizado, amable, hasta tierno les diría. Pero mi temor más profundo es que un día me pase como a Moria Casán; que un día me permita estallar "porque yo soy de estallar y me lo permito, y cuando estallo, estallo con lágrimas". ¿Sería eso una especie de atentado? ¿una mujer bomba inundando de mierda mi verde jardín?

Anónimo dijo...

Quiero digerir una situación. Estoy haciendo grandes gastos para lograrlo. Lo que me preocupa es que si logro digerirla y la situación desaparece, voy a tener que volver a invertir en digerir quién sabe qué otra situación.
"Qué trabajo nos manda el Señor, desvestirnos para volvernos a vestir"