martes, 19 de febrero de 2008

Es decir, o sea, más bien que...

Muchas personas no dicen lo que piensan con claridad sólo porque utilizan palabras dulces temiendo que algún día alguien se las haga tragar.

Otro motivo por el que se dan muchos rodeos para dar una opinión sincera y directa es que uno suele pensar que lo que tiene para decir es algo tan, pero tan trascendente, que la historia universal se clasificará en antes y después de enunciada esa maravillosa opinión.

En general lo que más existe es la autocensura por arrogancia, es decir, que uno trata de suavizar lo que va a decir (al punto inclusive que no se entienda nada) porque se cree tan inteligente como para alterarle el ritmo cardíaco a alguien.

Con esta conducta de ser moderado, indirecto, prudente, usando muchos eufemismos, es posible conservar la ilusión de que eso que se pensó y se dijo, podría haber cambiado el curso de la historia (si se hubiera entendido algo).

Este es un motivo más de por qué es tan complicada la comunicación entre las personas. Lo resumo: también se complica por las fantasías arrogantes de quien tiene algo para decir.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

En eso de los rodeos y las esquiciteses del lenguaje son muy especialistas los psicólogos. En ese sentido Ud. es una excepción

Anónimo dijo...

Me parece que las nuevas generaciones son más frontales ¿o estoy idealizando a la juventud?

Anónimo dijo...

Creo que a veces la gente da tantos rodeos para decir algo, porque en realidad no lo quiere decir, lo quiere mantener oculto, a esas personas muchas veces lo que les interesa es trancar cosas, y como eso no lo pueden decir, se van por las ramas con cualquier pretexto.

Anónimo dijo...

Odio las personas que utilizan las sagradas palabras dulces de nuestro lenguaje para no decir nada o para mentir o para fallutear.

Anónimo dijo...

Hay personas "sensibles" que en realidad son DÉBILES, no sensibles y que se desmoronan si les dicen una verdad dura. Entonces estas personas suponen que a todos les pasa igual. SE EQUIVOCAN. Alguien dijo " la medida de un hombre la da la cantidad de verdad que es capaz de soportar"

Anónimo dijo...

Una vez estuve curioseando en un grupo de personas que se había reunido en torno del periodista argentino (después me enteré que en realidad nació en Rumania)Bernardo Neustadt, caracterizado por atacar frontalmente a personalidades muy poderosas y alguien le preguntó si no tenía miedo de ser tan frontal, si no lo amenazaban de muerte y esas cosas. No sé si fue totalmente sincero, pero yo me lo creí: "Perro que ladra no muerde. El problema lo tendré el día que no me amenacen".

Anónimo dijo...

A vos no te habrán amenazado, no mi amor?

Anónimo dijo...

Yo no temo que me hagan tragar palabras dulces. Atiborrenmen a palabras dulces que no me empalago nunca... vah! no estoy segura, nunca me pasó eso...

Anónimo dijo...

Eso del antes y después del ENUNCIADO le pasó a Jesús.

Anónimo dijo...

Me parece que a veces la gente tiene miedo de hacer daño y actúa con los demás como le gustaría que actuaran con uno, con delicadeza

Anónimo dijo...

Por lo menos a Jesús se le entendía.

Anónimo dijo...

Supongo que no se le escapará al licenciado que en algunas ocasiones hay que tener mucho cuidado con lo que se dice, a quién se le dice y en qué contexto. Estos datos forman parte del mensaje e ignorarlo sería mucho más grave que algún eufemismo timorato.