domingo, 20 de abril de 2008

Gato encerrado en una sola canasta

Es una política prudente «No poner todos los huevos en la misma canasta».

¿Qué se quiere decir con esto? Que no tengas un sólo proveedor porque algún día, si te falla y no tenés otro, vas a tener problemas.

¿Qué más se quiere decir? También significa que los monopolios no son buenos. Ni públicos ni privados. Cuando en un país hay sólo en proveedor de un bien o servicio, existe el riesgo de que, por falta de competencia, se vuelva ineficiente. Si fijara tarifas abusivas nadie puedría abstenerse de pagarlas porque es el único proveedor. Los países tampoco deben «poner todos los huevos en una sola canasta».

Pero estas aseveraciones —seguramente compartidas por todos— encubren algo trágico, insospechadamente maligno y traidor. ¿Qué sucede con la monogamia? ¿Eh?

Ambos cónyuges están jugados a un criterio monopólico absolutamente contraindicado por los criterios más razonables.

Los pensadores que nos aconsejan sabiamente evitar las exclusividades, ¿por qué no dicen nada sobre la monogamia? ¿A qué interés responden para mantener silencio sobre un tema que nos toca a casi todos?

Yo acabo de percatarme de esta sospechosa omisión y los invito a que difundan esta inquietud entre quienes ustedes conozcan porque podemos estar ante una equivocación histórica.

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16 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Pero qué pretende con este razonamiento? ¿Que todos nos pasemos al Islam y que tengamos muchas esposas? Si así fuera ¿Qué hay de las mujeres que en ese caso tendrían un marido monopólico? Algo de lo que ud dice no cierra aunque ha logrado llevar muy bien el razonamiento hasta la conclusión.

Probable es que haya planteado un sofisma y que aún no me de cuenta donde falla su pensamiento.

Anónimo dijo...

Es obvio que la gente que se casa está corriendo un riesgo muy grande y también es obvio que la separación es una opción imprescindible.

En los hechos, toda la gente que yo conozco, o está sola, o está sin casarse o ya se divorció por lo menos una vez.

O sea que el desastre de casarse con una sola persona está dando los resultados que están a la vista.

Concluyo que es verdadero eso de que "no hay que poner todos los huevos..." y que cuando uno se olvida de esa norma, paga las consecuencias, porque también sé que divorciarse es muy caro y que los niños tienen problema.

Anónimo dijo...

Siempre estamos atados a algo. Si no es por el caso del monopolio, es porque uno vive en una ciudad muy chica y cuando quiere conseguir algo un poco especial, o tiene un solo electricista recomendable, o no puede sino contratar el abogado que profesa el mismo culto religioso que uno (y quedaría mal contratar a otro diferente), o "como todo se sabe", si uno le compra a uno primero y a otro después, el primero lo llama por teléfono y le pregunta amablemente: ¿Quedaste desconforme la vez anterior que hoy tuviste que ir a comprarle a mi compedidor? ¿Por qué no me decís que es lo que no te gustó así te lo puedo solucionar en vez de darle de ganar a ese otro?

Esto es una cárcel.

Anónimo dijo...

A mi me gustaría tener dos cosas: todo asegurado y pasar la vida entretenido con algo.

Sin embargo la cosa pinta de que parte del entretenimiento surge de las sorpresas que te da la vida y si tuviera todo re-asegurado, nunca me pondría nervioso y me aburriría.

Estoy pidiendo imposibles, pero no importa porque es gratis.

Anónimo dijo...

Parece mentira que lo que más anhela una que es no tener competidores resulta que la ciencia que estudia las colectividades, las instituciones y las empresas, haya llegado a la conclusión opuesta: La colectividad debe defenderse de que haya alguien imprescindible. Como para no vivir frustrados si lo que más una desea cuenta con la desaprobación sistemáticas de los demás.

Anónimo dijo...

Hombre, usted si que ha planteado una situación difícil. Aquí en Barcelona las costumbres han variado. Ahora puedes ver que las parejas valoran más la amistad y se trata de amistades con licencias.

Anónimo dijo...

Depende del momento y la situación. Fijesé que ud. no podía plantear esto en Paraguay después de la Guerra de la Triple Alianza.

Anónimo dijo...

Acá no se aclara si esto de los huevos en canastas diferentes es sólo para nosotros o si también lo plantea para ellas. Para las mujeres no va. Bueno, seré menos drástico: para mi mujer, inaceptable (por mí)

Anónimo dijo...

Insiste en desaprobar la monogamia porque insiste en que lo nuestro sea plátonico a ultranza. Deme una oportunidad y veremos si le queda energía para conseguir otra canasta.

Anónimo dijo...

El Licenciado surge como portavoz de los hombres encerrados como gato en armario, o como sea, en canasta. ¿Está haciendo propuestas licenciosas; licenciado? ¿Forma parte del partido de Liberación Masculina?
Si está de acuerdo con la Liberación Femenina me parece muy bien.

Anónimo dijo...

Las mujeres con un marido monopólico sabemos qué hacer.

Anónimo dijo...

Una sóla alma contigo Gustavo, pero de pronto no te entendí bien. A mi lo que me gustaría es tener un gran y único amor de pareja asegurado para toda la vida. La diversión o para que no se malentienda, la variación, la aventura, en otros ámbitos de la vida. Cambiar de trabajo, arriesgar capital, viajar, leer, estudiar, bailar. Resumiendo: me gustaría vivir la vida a full con un monogámico e intenso amor. (Que me correspondiera en la monogamia por elección, por contrato no me sirve)

Anónimo dijo...

Si los economistas son un poco coherentes, seguro que tienen muchas minas.

Anónimo dijo...

Me da pena ese gato apretado en la canasta, con esas rosas que lo deben pinchar. Pobre gato martirizado. Salga a buscar gatas, invéntese una vida, pero no se me quede ahí apichonado y triste.

Anónimo dijo...

Danilo y Julio María son promiscuos. Bien me acuerdo cuando J.M. insistía con lo de los huevos y las canastas. Como dice Daniela, todos los economistas, es más, todos los hombres públicos son promiscuos, promiscuos y promiscuos. ¡qué bronca! ¡son tipos interesantes!

Anónimo dijo...

Qué lata me dan las mujeres que no son capaces de disfrutar su sexualidad a pleno y no se les ocurre nada mejor que culpar a los hombres que sí pueden.