lunes, 5 de mayo de 2008

Es mejor ser rico y saludable

¿Cuando se gana más dinero? ¿Cuando uno trabaja esforzándose o cuando trabaja divirtiéndose?

Nuestra cultura cristiana debe responder que se gana más dinero haciendo un sacrificio. Peor aún, aconseja no ganar dinero de ninguna manera porque el dinero es demoníaco (salvo que lo tengan los ricos capaces de hacer buenas donaciones a la iglesia).

Debemos darnos cuenta que así como es difícil para muchos hacer esfuerzos físicos a más de dos mil metros por encima del nivel del mar porque la atmósfera tiene menos oxígeno y nos fatigamos enseguida, es muy difícil tener calidad de vida donde la altura moral es tal que nos impone vivir en la austeridad, trabajar por amor y no por dinero, desinteresarnos por las cosas materiales y sólo tener en cuenta la vida espiritual.

El apunamiento psíquico surge entonces cuando nuestra cultura sostiene que debemos ser desinteresados, que debemos pensar solamente en lo que vendrá después de nuestra muerte, que la pobreza es maravillosa y que el confort es maligno.

Suponer que es razonable pensar cotidianamente con esa altura moral es de una arrogancia patológica por lo omnipotente y delirante. Es omnipotente porque pretende convencer a los no religiosos de que hagamos vida monástica y es delirante porque las promesas de un más allá carecen de un mínimo realismo.

Con todo igualmente estamos influidos porque las amenazas que se nos formulan desde instituciones que saben ornamentarse como para parecer serias llegan a nuestra zona más primaria, aquella en la cual conservamos las supersticiones y donde aún late el pensamiento mágico.

Quizá el tenerlo en cuenta modere en algo su nefasta influencia.

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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay gente que la pasa bien sufriendo. En mi barrio conozco muchos así y son muy respetados porque se los ve agotados, son sombríos, tristes, con cara de amargados. El mejor gesto de mi barrio es el de RESIGNACIÓN.

Anónimo dijo...

Lo que m�s me desanima es trabajar y trabajar y siempre correr de atr�s a las necesidades de todos. Nunca alcanza. Cuando parece que nos va a alcanzar, salta alg�n gasto extra que nos manda diez casilleros para atr�s. Esto parece un destino diab�lico.

Anónimo dijo...

Tengo la impresión de que los temas se están repitiendo un poco. Las variantes que encuentro entre unos artículos y otros parecen insignificantes.

Anónimo dijo...

¿El licenciado es anticlerical o me parece a mí? je-je

Anónimo dijo...

Me parece que esta vez el licenciado puso el mismo tema en dos versiones diferentes en sus dos blogs. Dan como para leerlos de corrido porque dicen casi lo mismo de dos maneras diferentes.

Aunque ahora que fui a leerlos de nuevo no sé. Estos temas del dinero, el deseo, el placer y cosas por el estilo no las puedo entender de primera.

Anónimo dijo...

Si no entiendo mal todo lo que me han inculcado del cristianismo, lo correcto sería trabajar por el otro sin mirar a quien. Si alguien necesita que le arreglen una canilla, se la arreglo; salgo de ahí y veo que un ciego quiere cruzar la calle, lo ayudo a cruzar; termino de hacer eso y un ladrón se le está escapando a un policía gordo y le hago una zancadilla al ladrón para que al policía no le de un infarto. Cuando tenga hambre, alguien me convidará con un poco de lo que esté comiendo al darse cuenta que lo miro con cara de desesperación.

¿Dónde está el dinero en el cristianismo entonces? Sólo en el Vaticano.

Anónimo dijo...

Quiero simplificar para ver si puedo: Una persona que se gana el pan haciendo mudanzas, necesita que su camión funcione porque si no funciona, deja de ganarse el pan y se muere. Si cambiamos la palabra camión por cuerpo, yo diría: Una persona que vive gracias a que tiene un cuerpo sin el cual el espíritu no tendría donde apoyarse, necesita cuidar el cuerpo, para lo cual quizá necesite alimentarse y si la comida se la cobran con dinero no tendrá más remedio que ganar dinero y el amor no es el combustible con el que funciona el cuerpo-camioncito para hacer el transporte del espíritu.

¡No simplifiqué nada!

Anónimo dijo...

Tengo metido dentro de mis ideas que los que sufren serán algún día los más beneficiados y no puedo por más que me lo proponga hacer muchos esfuerzos por no sacrificarme. Para mí un tratamiento es efectivo sólo cuando siento más dolor que el que me quieren sacar. Si me duele el tratamiento más que la enfermedad, entonces pienso que están apurando todo el dolor que tenía adentro para que se me termine antes, como cuando me pincho un grano lleno de pus.

Si ahora sufro mucho trabajando, entonces estoy seguro de que cuando sea viejo y lleno de enfermedades, no voy sufrir tanto porque lo que tenía que sufrir ya lo sufrí cuando tenía el cuerpo más joven y sano.

Trabajar sufriendo es para mí como formar un fondo de previsión de alivio para la vejez.