sábado, 10 de mayo de 2008

Mi deseo y yo somos amantes

Muchos estudiosos del mercado aseguran que los homosexuales constituyen un grupo de clientes muy valorado por su alto grado de consumo.

Desde un punto de vista que parece superficial, algunos de estos teóricos informan que esa mayor potencialidad de compra obedece a que son personas que tienen dos grandes grupos de pertenencia: los propios gays y los heterosexuales.

Otro aspecto que se da por sabido es que el homosexual es un gran consumidor a partir del momento que hizo pública su opción. Mientras la mantiene en secreto o comunicada a muy pocas personas, es un consumidor normal.

Mi conclusión afín a la línea de pensamiento que expreso en este blog es la siguiente: Si estas personas compran más es porque tienen más dinero. Si tienen más dinero es porque producen más. Si producen más es porque tienen un deseo más intenso, fuerte, enérgico.

No olvidemos que ese (supuesto) deseo más intenso tiene que ser de público conocimiento. En el caso del gay, debe ser conocido por la familia, por los amigos y por todos quienes se interesen en conocerlo.

En suma: Tener un deseo confesable lo potencia o al menos no está constreñido por el secreto o el ocultamiento. Para que sea confesable es preciso que el mismo deseo incluya el deseo de compartirlo, de informarlo, de socializarlo.

Desde mi punto de vista, el psicoanálisis es una herramienta idónea para lograr que nuestros deseos más auténticos puedan incluir su aceptación primero y la libertad de poder comunicarlo. Ahí es donde comienza la vida plena.

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13 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta vez se equivoca. Al menos conmigo. Soy homosexual y veo que tengo muchas ideas creativas pero vivo en una ciudad chica del interior de Argentina, todo el mundo sabe que me gustan los hombres y algunos que tienen sexo conmigo no lo comentan con nadie pero se complacen muchísimo haciéndome el amor.

Todo esto está muy bien, pero económicamente no paso nada bien porque la gente me discrimina, incluidos los que gozan con mi cuerpo.

Me gustaría hacer muchos regalos a quienes sí me comprenden y me admiten, pero no tengo poder adquisitivo.

Quizá los homosexuales de ciudades como San Pablo tengan otra realidad mejor.

Anónimo dijo...

¡Qué fácil es decirlo pero qué difícil es hacerlo!

Desde que era pequeño me gusta más la vida de la mujer y ahora tengo pasión por los hombres pero me instinto me dice que no debo demostrar nada.

Paso muy mal y en mi caso es cierto que gran parte de mis energías las gasto disimulando.

Anónimo dijo...

Me quedé fascinada con el glamour que hay en la foto.

Anónimo dijo...

Yo no aguanté más y me vine a Buenos Aires donde cambié la tranquilidad pueblerina por la indiferencia, porque si no fuera por ésta no podría haber confesado a los cuatro vientos, creo que hasta con exceso, que SOY LESBIANA.

Es cierto que me va mejor en la capital pero no lo tenía asociado a este acto de confesión, pero ahora pienso que sí, que puede ser. El tema sexual para mí ahora es tan importante como para una hetero, pero no es una obsesión.

Otra cosa que me ha vuelto muy trabajadora es que tengo una pareja estable con la que mi vida ha logrado una estabilidad que ya lleva 4 años.

Anónimo dijo...

Lo que ud dice sobre las ventajas de confesar el verdadero impulso me hace pensar que la condición de vida más productiva debería ser la libertad, mientras que los regímenes dictatoriales tendrían que empobrecerse.

No sé tanto de historia como para contestarme.

Anónimo dijo...

Donde ud dice al final "...es preciso que el mismo deseo incluya el deseo de compartirlo" estamos hablando de que uno debe estar orgulloso de él y eso depende siempre de cómo lo valoren los demás.

Mi sueño siempre fue ser un gran pianista pero con las personas que estoy vinculado esto sería incomprensible y hasta ofensivo para ellos.

Anónimo dijo...

El psicoanálisis, según me explicaron y lo creo, sirve mucho para elaborar los duelos y ahora con lo que acá se dice pienso que uno de los duelos que habría que poder elaborar es vivir a pesar de las críticas.

Es como si se nos muriera la aprobación de los demás. Tenemos que darla por perdida y ver si podemos reconquistarla pero con la condición de que nos acepten con nuestro amado deseo.

Anónimo dijo...

Yo también quedé enamorada de la imagen y como desearía ser ella.

Anónimo dijo...

Otros que tienen un alto consumo aunque parece mentira son los niños. Mi primo entró a trabajar como reponedor de góndolas de un supermercado y le explicaron que las cosas para niños hay van en los estantes que quedan a su altura porque ellos rompen tanto los huevos cuando quieren algo que los padres, tíos o abuelos terminan comprándolo. Parece mentira no?

Anónimo dijo...

Gasto mucha plata comprando regalos para mis seres queridos, que son muchos gracias a Dios.

A veces tengo dificultades con mis plásticos y la terapeuta me ha dicho si no estaré tratando de recompensar con regalos a quienes me aceptan como soy.

Anónimo dijo...

La pareja de la foto romántica hace tiempo que vivían juntos pero un día se dieron cuenta que querían tener un hijo y se casaron porque donde viven la gente es muy ignorante.

Ahora están en el momento de fertilidad de ella y empezaron a acariciarse para concebir a un varoncito al que llamarán igual que él: Williams. Ella se llama Raquel y están 100% enamorados.

Anónimo dijo...

Otro dato interesante para que el licenciado lo estudie es el comportamiento de los bisexuales. ¿No serán aún más consumidores que los gays?

Anónimo dijo...

Dejame que te explique Ramiro: El asunto es así: vos tenés que convivir en paz con tu deseo, sea cual sea. Ser homosexual, heterosexual, bisexual o pianista como dice uno más arriba, no importa, el asunto es poder estar en paz con uno mismo. ¿Entendiste Ramiro? ja-ja