miércoles, 9 de julio de 2008

Mi amigo el Cuco

En el blog Relatos en clave psicoanalítica rioplatense hoy publico un artículo sobre el mito del hombre de la bolsa (también conocido como Cuco), clásicamente utilizado para amedrentar a los niños.

Para darle realismo a las técnicas pedagógicas basadas en inspirarles terror a los pequeños, es frecuente que se les señale alguna persona pobre de las que vive en la calle, generalmente rodeados de bolsas y de perros, cuyo aspecto es siempre lastimoso.

La psiquis se acomoda a las sobrecargas de angustia apelando a ciertos recursos que en psicoanálisis llamamos mecanismos de defensa. La identificación con el agresor o la formación reactiva son más o menos lo mismo y consisten en ponerse el angustiado en lugar de aquello que lo angustia. Los niños juegan a los doctores, a las maestras o a las madres porque son personajes muy impresionantes y angustiantes en sus vidas.

Siendo que el temible hombre de la bolsa (o Cuco) es una persona muy pobre de aspecto lastimoso y tratando de contrarrestar el miedo que una vez sintió hacia él gracias a las técnicas educativas de los padres, puede pensarse que algunas personas tratan de ser pobres para igualarse con quien una vez les causó terror. De esta forma se le pierde definitivamente el miedo al viejo de la bolsa (Cuco).

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22 comentarios:

Anónimo dijo...

Ud es raro: aplica razonamientos matemáticos al psicoanálisis.

Anónimo dijo...

Me asustaban con el viejo de la bolsa pero nunca pudieron señalarme uno en particular porque donde yo vivía casi todos los vecinos eran linyeras. Quizá tendrían que haberme asustado con una limusina.

Anónimo dijo...

Con eso de la formación reactiva, pienso que la mayoría de los médicos le tienen horror a las enfermedades y a la muerte. Por eso tratan de estar rodeados por ellas para que no lo ataquen. Yo también les tengo mucho miedo pero aplico la "formción alejativa".

Anónimo dijo...

Soy muy trabajador y ahorrativo por temor a terminar algún día como esa pobre gente que no tiene casa. No me considero ambicioso pero sí soy muy miedoso y nunca me alcanza lo que tengo para asegurarme más y más. Si no fuera porque vivimos en un sistema capitalista, ya estaría internado.

Anónimo dijo...

Somos una familia de 5 personas y por algo que nadie supo explicarnos, mi hermana mayor decidió irse de casa y vivir en la calle. Un día se cruzó con mi madre y la tuvimos 20 días en cama llorando permanentemente.

Anónimo dijo...

Esto de la identificación con el agresor ¿es lo mismo que 'cuando no puedes con él, únetele'?

Anónimo dijo...

A veces tengo ganas de que una señora que pasa frente a mi casa invitarla a comer y que se higienice en mi casa, pero nunca junto el coraje suficiente.

Anónimo dijo...

Es muy interesante esta explicación de porqué uno quizá quede tan remachado en la pobreza. A mi no me pasó pero hago muchas cosas para superar algunos miedos. Cuando era chico disfrutaba sintiendo a las niñas gritar porque las amenazaba con tirarles una araña encima o porque hacía caminar un caracol por mi mano. Yo también les tenía asco y miedo pero más me gustava demostrar que no.

Anónimo dijo...

Sin que mi madre lo supiera, tenía un amigo pordiosero y él me contaba cuentos divertidos. Un día ella me quiso asustar diciéndome que él me llevaría en su bolsa pero como yo le contesté muy orgulloso "Jorge es mi amigo", ella me prohibió que siguiera hablando con él.

Anónimo dijo...

Cuando tenía 12 años yo jugaba a los doctores con mis primitas que tenía 9 y 10 años, pero ya había tenido mis eyaculaciones masturbatorias y no lo hacía por miedo a los médicos sino para acumular fantasías. Lo que nunca pude saber es por qué lo hacían ellas.

Anónimo dijo...

Las amenazas psicológicas usadas por mis padres y abuelos eran invisibles pero el nombre sonaba muy temible: CARLANCO. No tenía que mirar a nadie mal entrazado porque el miedo me entraba por los oídos.

Anónimo dijo...

Tengo un tío homofóbico que me hizo la vida imposible hasta que mi terapeuta me explicó que él combate su propia homosexualidad pero que lo hace inconcientemente. Ahora lo entiendo y me molesta pero ya no me hace sentir tan mal.

Anónimo dijo...

Dicen que los ebrios y los niños no mienten. Cuando estoy alcoholizado puedo ser mucho más agradable que cuando estoy sobrio porque mi timidez me vuelve aburridor.

Anónimo dijo...

Como a veces uno se pasa de la raya con la formación reactiva, termina cayendo en algo que también quiere evitar. Al darse cuenta construye otra formación reactiva para arreglar el problema generado pero otra vez puede uno exagerar y tener que construir otra formación reactiva y cuando quiere acordar se convirtió en un obsivo que no sale de la casa porque no sabe si levantarse o no levantarse. ¿Recuerdan el personaje Soledad Solari que hacía Gasalla? Pues algo así.

Anónimo dijo...

Digo por tirar un bolazo no mas, que lo del hombre de la bolsa capaz que viene porque si bien cuando éramos fetos estábamos muy cómodos en la bolsa de líquido amniótico de mamá, después, cuando se es un poco más grandecito, debe ser terrorífico imaginar que puedan volver a meterte en esa bolsa ¡que andá a saber cómo hacés para volver a salir!

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Le Luythiers (¿se escribe así?), hoy en día a los niños hay que asustarlos con una buena víbora, una tarántula, o algo así.

Anónimo dijo...

A mí me daban almendras; en casa no usábamos dentrífico y mis dientes quedaban de terror. Yo ALMENDRENTABA a mis compañeritos cuando abría la boca.

Anónimo dijo...

Por suerte lo que le pasó a Lautaro ya no va a suceder más porque la esposa del presi se puso las pilas y está haciendo campaña por la salud bucal.

Anónimo dijo...

Los perros que asustan a los niños son los emisarios de nuestros criollos perros cimarrones que andan hambrientos probando oveja.

Anónimo dijo...

Algunos psicólogos decían que el torturado se identifica con el agresor para hacer menos abominable su presencia, para tolerarla en la cabeza y estar más armado para enfrentarla.

Anónimo dijo...

mi madre me brindó mucha protección y afecto. tener todo eso tan valioso y fundamental para mi existensia me angustiaba porque temía que mi madre desapareciera un día (sin ningún motivo, por que si)y yo quedara suspendido de la nada.

Anónimo dijo...

Lo que dice Pablo me hace acordar a lo que me dicen mis amigos, que nada me viene bien y como soy muy oral, como mucho cuando me angustio y también cuando estoy feliz.