viernes, 21 de noviembre de 2008

Trabajar es una pesadilla

La vida de los niños es muy dramática pero no nos damos cuenta, entre otras cosas porque de tan horrible, los adultos la hemos olvidado.

Ser paridos debe ser algo muy angustiante, no solamente porque nos expulsan de donde estábamos muy cómodos sino porque todo lo que recibíamos sin tener que hacer algún esfuerzo, tuvimos que empezar a conseguirlo por medio de nuestra respiración, ingestión y digestión.

Dentro del útero vivíamos muy bien pero sin motivo conocido nos mandaron a pelear por la supervivencia.

Piénsenlo un momento: ¿puede comprender lo que eso significa para cualquiera? A lo que se imagine para usted, agréguele la infinita vulnerabilidad del recién nacido.

Los problemas no paran ahí. Después vienen los dolores sin que podamos comunicarlos porque no sabemos hablar, cuando soñamos cosas horribles no sabemos si son verdaderas o imaginarias, no tenemos datos sobre cuán responsables y diestros son nuestros padres. Imagínese internado en un hospital de gente desconocida, que no habla una palabra de nuestro idioma.

Como digo al principio, si no olvidáramos todo esto, viviríamos en un tormento constante.

Claro que el olvido no es total. Lo que realmente sucede es que el recuerdo de aquellas vivencias es reprimido. Todo lo reprimido aparece de una u otra forma. Una de esas formas es la metáfora. Se nos presenta bajo otro aspecto, como si estuviera disfrazado.

Las actividades comerciales, el intercambio de dinero, el ganarnos la vida, son metáforas de la pesadilla por la que pasamos. Por eso suele ser tan perturbador para muchas personas conseguir un buen trabajo y ganar el dinero suficiente. Estas actividades pueden ser para ellas una metáfora de las penurias que tuvieron que pasar al comienzo de sus vidas.

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15 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi madre se creyó y actuó como si fueramos propiedad suya, nada nos pertenecía, ni siquiera nuestros sentimientos.

Anónimo dijo...

A mi me falló la amnesia esa que ud dice. Me acuerdo demasiado y así la paso ¡mal-mal!

Anónimo dijo...

Estuve en tres colegios y en los tres siempre sucedía que un grupo de condiscípulos se complotaban para hacerme la guerra. Hoy me pasa algo similar en los trabajos que voy teniendo.

Anónimo dijo...

O sea que soy vago por un traumatismo post-parto? ¡Qué suerte! Por ahora no tenía una explicación tan científica.

Anónimo dijo...

Lo mismo podría haberlo dicho de forma más fácil: El que se quema con leche, ve una vaca y llora. ¿Vió qué fácil?

Anónimo dijo...

Con la foto me doy cuenta por qué me molesta tanto que cuando llamo a alguien "me deje colgado".

Anónimo dijo...

Los humanos no queremos pasar penurias pero tenemos el instinto tan atrofiado que al final somos la especie que las soporta en mayor medida.

Anónimo dijo...

La foto que eligió esta vez me hace sentir identificada. Así igualito es como me siento cuando no tengo iniciativa.

Anónimo dijo...

Entonces es gracias a la amnesia esa que ud dice que recuerdo mi infancia como la etapa más bonita de mi vida.

Anónimo dijo...

Una vez me pasó el estar rodeada de gente que hablaba mi idioma y yo no entendía una sóla palabra. Fue muy angustiante pero creo que lo recuerdo con más terror del que tenía cuando lo viví.

Anónimo dijo...

Antes cuando pasaba cerca de un grupo de personas, sentía insultos que iban dirigidos a mí. Ahora de tanto en tanto me sigue pasando pero sé que no es real. Me llevó 20 años descubrirlo.

Anónimo dijo...

¡Muy buena su idea, nunca se me habría ocurrido y tiene razón! Ganarse la vida es una metáfora del parto.

Anónimo dijo...

Lo que ud. dice me da una punta como para entender porqué me resulta tan angustioso poner al día mi currículum.

Anónimo dijo...

Hace semánas que lo único que deseo es quedarme en casa sola, adentro de la cama y comiendo ¡Es una supermetáfora de la vida intrauterina!

Anónimo dijo...

Necesito un médico que me haga una cesárea. Yo no puedo hacérmela sola. Lo que es nacer por parto natural, hasta ahora parece que no sale.