martes, 23 de junio de 2009

El bosque en mi mano

Encontré una semilla color marrón, un poco más grande que la cabeza de un alfiler.

Supuse que si entraba en contacto con ciertos elementos, podría germinar, crecer y multiplicarse hasta convertirse en una gran extensión de vegetales que se perderían detrás del horizonte.

Ahí concurrirían muchas especies a alimentarse, a protegerse de la lluvia, del calor, a esconderse de sus depredadores.

Todo eso estaba en mi mano y podía transformarse en algo muy diferente si entraba en contacto con la tierra de la cual tomara nutrientes y le diera un soporte para afincar las raíces. También esa semilla necesitaba tiempo para lograr todos esos increíbles cambios.

Ciertas ideas se parecen a una semilla porque contienen los elementos necesarios para que, al entrar en contacto con los recursos adecuados y contando con el tiempo suficiente, puedan transformarse en algo muy diferente, capaz de satisfacer las necesidades de muchas personas.

Las ideas suelen necesitar dinero en lugar de tierra y el trabajo de personas que realicen las transformaciones que en la naturaleza sucede de forma automática (la multiplicación de las células en un cierto orden).

Aquellas semillas que no logran germinar o que no logran terminar el desarrollo completo, simplemente se pierden y nadie se preocupa por eso. Cuando nuestros proyectos fracasan, los humanos convertimos en un drama algo que en la naturaleza pasa desapercibido.

El dramatizar nuestros fracasos hace que estos sean subjetivamente mucho más graves y traumatizantes. Nuestra psiquis (por su manera de funcionar), agranda los fracasos y minimiza los éxitos. Este funcionamiento mental nos perjudica pero si lo tenemos en cuenta podemos disminuir el daño.

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15 comentarios:

Ulises Mirza dijo...

La naturaleza "no se amarga" cuando fracasa porque tiene recursos ilimitados. Cuando las personas fracasamos, podemos perder casi todo.

Lic. Ramona Clavel dijo...

El recurso más escaso que tenemos los humanos es el tiempo, pero no el tiempo-reloj sino el tiempo subjetivo. Esperar es mortificante y duele.

Los ansiolíticos sirven muy poco.

Mariela Legrand dijo...

El peso que le damos a nuestros éxitos y a nuestros fracasos es lo que nos termina definiendo como pesimistas y optimistas.

Gastón Umpierrez dijo...

Las ideas necesitan tiempo, trabajo y fe. El dinero por supuesto que ayuda, aunque es más importante para la germinación de una idea, que creas en ella y estés entusiasmado; esa es la fe a la que me refiero.

Andrea Pichio dijo...

Algo que ayuda a fortalecer las ideas es tener conciencia de lo que hacemos para fortalecerlas o para debilitarlas. Muchas veces no valoramos todo lo que hemos hecho para llevar adelante una idea y tomamos como fracaso lo que sólo es un cambio de rumbo. Nos olvidamos de capitalizar todo lo que aprendimos en el camino.

Olga Prandi dijo...

Estoy de acuerdo con lo que aporta Mariela. Para seguir con la metáfora podríamos decir que la naturaleza utiliza como tierra lo que pierde en semillas, es decir, en definitiva nada se pierde.

Felisberto dijo...

Destragediar mis fracasos me ha permitido casarme 5 veces!

Ramón dijo...

Lo de Felisberto mas bien es tropezar 5 veces con la misma piedra.

Nancy dijo...

Voy a acompañar a mi hermana a colocarse un D.I.U. porque la naturaleza le está sucediendo reiterada y automáticamente.

Paolo dijo...

Una vez vi que detrás del horizonte no había nada.

Líber dijo...

Las semillas son puro potencial!

Ricardo Yañez dijo...

Las ideas necesitan además del equilibrio emocional de quien las toma para que no les permita decaer. Una idea sin libido está muerta.

Angélica Mas dijo...

Tengo un montón de ideas subdesarrolladas en busca de un soñador que las impulse.

el engreído dijo...

Mi psiquis tiende a agrandar los éxitos.

Rúben Lanús dijo...

Algunas ideas se parecen a las malas compañías: sólo necesitan entrar en contacto con la persona adecuada y contar con el tiempo suficiente.