viernes, 23 de octubre de 2009

Estrés: demonio último modelo

En el artículo titulado La moda y el doble discurso decía que la palabra sinergia nombra la acción de complementación de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de efectos individuales.

Este concepto es tomado de la naturaleza en la que observamos, por ejemplo, cómo nuestra vida depende de la integración coordinada de varios sistemas (nervioso, endócrino, inmunológico, etc.).

Las empresas necesitan la sinergia entre sus trabajadores, los directivos, las edificaciones y máquinas, sus políticas comerciales, el mercado.

Para que exista esa cooperación integrada es preciso que los intereses contrapuestos puedan ser estimulados para orientarse hacia los mismos objetivos, por ejemplo, implementando políticas de recursos humanos que asocien (solidaricen) la rentabilidad personal con la rentabilidad de la empresa.

Lograr esta sinergia entre colaboradores y accionistas no es tarea fácil. Me animaría a decir que sólo existen soluciones menos malas que otras.

Una contradicción aparentemente insalvable está en que el objetivo consistiría en «tener una guerra en paz».

Las empresas están en una lucha permanente por sobrevivir a los intentos destructivos de sus competidores. De ahí que los colaboradores no dejan de ser soldados a los que se les pide que luchen por una causa parcialmente ajena (la rentabilidad de los inversionistas).

Desde mediados del siglo pasado se trata de resolver esta contradicción (paz en guerra), buscando y encontrando cómo disminuir el estrés de la lucha.

La evolución de los acontecimientos ha hecho que una reacción saludable (el estrés) se haya convertido en una causa de daños irreversibles.

Por lo tanto, la mayoría de las políticas de recursos humanos intentan compensar los montos de estrés de sus colaboradores, ofreciendo mejores oficinas, tratamientos de salud especializados, asegurando la estabilidad laboral, favoreciendo la camaradería y el orgullo de pertenecer al equipo.

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14 comentarios:

Victoria V. dijo...

Esto del stress me recuerda las intrigas palaciegas y los crímenes por envenenamiento.

Monica dijo...

Marx fue más drástico: directamente propuso cambiar la forma de vida de toda la humanidad.

Con otras palabras es probable que haya pensado en el daño que nos hace estar en guerra pero en paz.

O una cosa o la otra. Así uno se estresa.

Walkiria dijo...

las oficinas de google son de lomejor pero para trabajar ahí hay que haber nacido con varios millones de células cerebrales más y después tener un título de ingeniero por lo menos.

Marita dijo...

Una familia que funciona bien es un buen ejemplo de sinergia.

López dijo...

La única manera de soportar el estrés de la lucha es vivir la guerra en paz y aceptar que muchos morirán en el intento.

Hugo dijo...

Lo principal es que los trabajadores entiendan que son
co-laboradores.

Martín dijo...

De todos modos la sinergia entre trabajadores y accionistas igual se da porque unos dependen de los otros.

Lucrecia dijo...

No se puede abusar de las reacciones saludables porque terminan convirtiéndose en daños irreversibles.

Marcia dijo...

Si la rentabilidad aumenta para los inversionistas, esto también debería reflejarse en la paga que reciben los trabajadores.

Alicia dijo...

La lucha como sinónimo de esfuerzo es una constante en toda nuestra vida; para eliminarla hay que eliminar también la vida.

Teo dijo...

El estrés tendría que ser una patología fácil de observar y demostrar, así al menos te cubriría el seguro de salud.

Ingrid dijo...

Si no te envenena el estrés de la lucha, te mata la inmovilidad de la pereza.

Rubén dijo...

Para que se asocie la rentabilidad personal a la rentabilidad de la empresa, hay que trabajar bajo la forma de cooperativa, y ya se sabe que la cooperativa es para quilombo.

Diana dijo...

Y algunos se creen las historias de los estimulos, el orgullo de pertenencia.