viernes, 9 de octubre de 2009

La rentabilidad del crimen

Los seres humanos somos animales organizados de manera muy compleja.

Para que nuestra convivencia sea posible tenemos escritas millones de leyes prohibitivas con sus correspondientes amenazas a su incumplimiento.

Poquísimas leyes son autorizantes por lo que todos entendemos que «está permitido todo lo que no está expresamente prohibido».

Este dato de la realidad es muy significativo y si alguien no humano observara estos hechos podría pensar: «¡Caramba! Estos animales sí que son peligrosos para ellos mismos».

La humanidad está compuesta por tres grupos de personas según cómo actuamos respecto a estas normas de convivencia:

1) Las ignora en su mayoría y aplican toda su energía en evitar las sanciones.

2) Las tiene muy en cuenta y en forma continuada actúa recordando los lineamientos generales de lo que está prohibido para no transgredir.

3) Las tiene incorporadas a su personalidad y actúan legalmente sin proponérselo.

En el grupo 1) están los delincuentes. A mediano o largo plazo, casi todos sus integrantes se convierten en pobres patológicos.

En el grupo 2) están los ciudadanos educados, respetuosos y correctos. Poseen una escasa eficiencia porque dedican gran parte de su energía a evitar su permanente tentación de incorporarse al grupo 1).

En el grupo 3) están los ciudadanos que no se preocupan por las leyes prohibitivas porque ya han descartado las prácticas antisociales por ineficientes, costosas y empobrecedoras.

No está en juego acá la moral, la ética, el «deber ser», lo bueno o lo malo: Solamente hago hincapié en la conveniencia o inconveniencia de estas tres formas de ganar dinero.

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13 comentarios:

Leticia dijo...

Me parecía muy buen artículo hasta que al final dices que esto no es un asunto de moral sino de conveniencia.

Es obvio que no podré casarme contigo.

jaja

Penélope dijo...

Lo más agotador debe ser pertenecer al grupo 2; por suerte no me tocó.

Gumersindo dijo...

Creo que la ética y la moral se basan en la conveniencia y está bien que así sea.

Lucrecia dijo...

También está el grupo cero, que ignora las leyes de convivencia y no hace ningún esfuerzo por evitar las sanciones.

Carlitox dijo...

Yo soy un ciudadano poco laborioso que busca enriquecerse a través del juego.

CHECHU dijo...

LAS NORMAS DE CONVIVENCIA SON LAS MIAS

Anónimo dijo...

Me tomé demasiado en serio el incesto y nunca tuve sexo con mi prima.

Sandra39 dijo...

Las leyes de convivencia que no tenemos escritas pero que llevamos incorporadas sin darnos cuenta, a veces nos complican la existencia.

López dijo...

Más de uno estudia Leyes para aprender a transgredirlas.

la gordis dijo...

Lo que más me amarga la vida es la prohibición de los postres!!

Lola dijo...

Debería llevar una ley autorizante en la espalda para que alguno se anime a faltarme el respeto.

Cacho dijo...

Para convivir con la suegra no hay código que valga!

Lautaro dijo...

Llevar una vida 100% legal es imposible.