jueves, 18 de febrero de 2010

«Mi colaboración es totalmente desinteresada»

Existe una etapa de nuestras vidas (cuando tenemos entre 6 y 9 años de edad) en la que vivimos un intenso conflicto entre lo que deseamos y lo que sabemos que está expresamente prohibido.

Algunos niños generan una formación reactiva, consistente en dedicarse exageradamente a realizar lo contrario de lo que desean.

Tanto el deseo como la formación reactiva, son procesos inconscientes.

Por ejemplo, pueden aparecer incontrolables perfeccionismos en la higiene porque sienten que el afecto por la suciedad les traerá problemas sociales graves.

Cuando alguien se ruboriza ante una situación que podría ser amorosa, casi seguro que su deseo inconsciente es muy intenso a favor de tener un desborde sexual.

Y cuando esta conducta de rechazo feroz e inconsciente queda instalada en la personalidad del adolescente y del adulto, nos encontramos con un doble discurso, del cual daré algunos ejemplos:

— «Abajo los gobiernos de derecha (pero exterminemos a los delincuentes)»;

— «¡Cárcel para los evasores de impuestos! (pero quisiera traerme una computadora de contrabando)»;

— «¡Condenemos la trata de blancas! (pero sigo con mi marido porque me mantiene)»;

— «¡No soporto a quienes fuman! (aunque lo estuve haciendo hasta hace poco y tuve que abandonarlo porque la propaganda me inculcó miedo)»;

— «Los ricos son ricos de tanto robarle a los pobres que son buenos, ingenuos, indefensos (pero si yo fuera rico no diría esta sarta de tonterías)».

En términos generales, las personas que padecen una formación reactiva, desean una cosa pero no pueden satisfacerla porque en el contexto social que viven serían censurados, condenados y castigados en los hechos.

Debo resaltar que la contradicción es muy enérgica precisamente porque ambos factores en conflicto son inconscientes. Por ejemplo: el rechazo a los ricos es tan vehemente como el deseo de tener mucho dinero.

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13 comentarios:

Lautaro dijo...

Supongo que esos conflictos de tanta ambivalencia, deben hacernos perder mucha energía.

Gumersindo dijo...

En algunos el doble discurso es solapado.
En otros es cuello mao, nomás.

Tiago dijo...

De aquí en más dedicaré más atención a las que se ruborizan.

el oriental dijo...

El contrabando no me lo toque señor, que aquí lo impuso el prócer.

Rulo dijo...

En mi barrio a los pobres los califican de delincuentes por las dudas.

Alberto dijo...

Ya no hay motivos para voltearse a cada fémina que pasa. Don Juan puede hacer a un lado su formación reactiva y salir con elegancia del placard.

Sarita dijo...

Ahora los muchachos son menos del doble discurso... por eso parecen tan brutales.

Luján dijo...

Mis deseos los tengo bien conscientes todos y los voy a cumplir aunque la reactiva me de para atrás en todo.

Vicente dijo...

Yo condeno la trata de blancas porque me gustan más las negras.

Américo dijo...

Mis ganas de amar son tan fuertes como el odio que me despierta la persona amada.

Aníbal dijo...

No me caen en gracia los que fuman porque pueden gastar en cigarros lo que yo tengo que gastar en fideos.

Leonor dijo...

No estoy muy segura de que esto haya sido lo que quiso decir Freud cuando planteó el fenómeno de la formación reactiva.

Miguelón dijo...

Me cuesta creer que el odio de adentro que le tengo a un cierto equipo de futbol, sea porque en realidad lo amo.