sábado, 17 de abril de 2010

La bondad antipática

En el artículo titulado Sin permiso para crecer concluía diciendo que “Una madre amorosamente frustradora, ni abandona ni atrofia”.

Yo también invento frases pre-célebres, esto es, que algún día pueden ser famosas pero que por ahora quedan entre usted y yo.

En este caso, digo: “Los amigos son delicioso pero los enemigos alimentan”.

De hecho es lo que hago la mayor parte del tiempo: decir lo desagradable aunque sea políticamente incorrecto y pierda lectores.

Los amigos justifican gran parte de nuestra alegría de vivir. Suelen ser más confiables que los parientes porque podemos elegirlos y el amor recíproco no se apoya en el narcisismo de la consanguinidad.

Por el contrario, los enemigos son desagradables pero con ellos ocurre algo paradojal: en su afán de molestarnos, se especializan en detectar nuestros defectos y luego se esfuerzan para ser lo más eficaces posible en la comunicación.

Acá podríamos encontrar una dinámica circular: Nuestros enemigos nos perfeccionan para que podamos ser mejores personas con nuestros amigos.

A su vez, los amigos, en su afán complaciente, no solamente son incapaces de percibir nuestros defectos sino que procuran ayudarnos en nuestro rechazo a los enemigos.

En tanto los amigos sean eficaces y su actitud insidiosa aumente nuestro malestar, seremos más agresivos hacia nuestros enemigos, quienes perfeccionarán la búsqueda y comunicación de lo que tenemos para mejorar, beneficiando en definitiva a nuestros amigos-aliados-instigadores.

Naturalmente que una sobredosis en las hostilidades hará naufragar esta dinámica beneficiosa.

Si nuestra enemistad llega a la ruptura del vínculo, nos perderemos ese interesante inventario de nuestros defectos.

Esta reflexión es difícil de aceptar porque estamos muy condicionados para rechazar lo molesto y desagradable, independientemente de si nos beneficia o no.

Más aún: hace siglos que está de moda no aceptar nuestros defectos.

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14 comentarios:

Rocío dijo...

Ese posteador chino debe ser lacaniano.

la gordis dijo...

Me gustó la frase pre-célebre de los amigos y los enemigos.
La voy a poner en la puerta de la nevera.

Cacho dijo...

Qué quiere?! Que me alegre de tener enemigos.

Martín dijo...

Mi madre siempre se caracterizó por captar con maestría todos mis defectos, hasta los más queribles... Puedo considerarla mi enemiga!!!

López dijo...

Hace rato que mi vecinita se viene haciendo la desagradable. Ahora falta que se esfuerce un poquito en la eficacia de la comunicación.

Paolo dijo...

Cuando se llega a la sobredosis, el que la utiliza sigue sintiendo que aún no es suficiente.

Luis16 dijo...

Antes aceptar tus propios defectos, ser humilde, tenía los tales premios en el más allá.
Ahora, que sólo tenemos el más acá, aceptar los defectos es sólo para los muy valientes o los demasiado estúpidos.

Nemo dijo...

Bien que nuestros amigos podrían ponerse a la altura fervorosa de nuestros enemigos y hacernos el inventario de nuestras virtudes.

Bronco dijo...

Qué distendidas se ven esas chicas! Les está haciendo falta mi enemistad.

Robert dijo...

Si al cliente lo tratamos como a un amigo, y le damos siempre la razón, estaremos tapándole la boca antes de que espete nuestros defectos.

Lola dijo...

No creo que pierda lectores. A la mayoría nos exita el castigo verbal.

Malevo dijo...

Nuestros amigos justifican buena parte de nuestra alegría de vivir porque son de fierro. Les podés dar como en bolsa y por lo general no se te quiebran.

Adela dijo...

Hace tiempo que estoy en juicio con un co-propietario del condominio por un asunto que no viene al caso. El hecho es que el muy hijo de su madre puso un pasacalle frente a mi apartamento que dice "FELICES 70 AÑOS ADELA".

Urvanna Handmade dijo...

muy bueno tu blog! disfrute leyendo algunos de tu articulos,gracias por compartir,un saludo cordial!!!