martes, 27 de abril de 2010

Permuto carencia grande por dos pequeñas

Existe una verdad popular que dice: “más vale que sobre y no que falte”. Con un mayor poder de síntesis, otros dijeron: “lo que abunda, no daña”.

La interpretación intutiva de estas afirmaciones, nos hace pensar que lo que debe sobrar o abundar son cosas necesarias o deseadas: comida, abrigo, amor, belleza.

Sin embargo, debo decir que lo que nunca debe faltarnos son las carencias, tanto de bienes necesarios como de deseados.

Podría decir sin temor a equivocarme que “la insatisfacción es vida” (1).

¿Parece un error? Sí, es cierto, parece, pero no es.

Otra frase extraña es el «tráfico de carencias».

Dicho de otra forma: «intentar seducir ofreciendo lo que nos falta».

Si aceptáramos estas ideas, podríamos concluir que los primeros refranes también pueden expresarse así: «más vale que nos sobren necesidades y no que nos falten».

Las psicopatologías van cambiando con las épocas y hoy en día tenemos, muchas personas de clase media y alta, que sufren por la sobre-abundancia.

El éxito de las políticas económicas (en cuanto a tener más riquezas) y el éxito de las políticas sociales (en cuanto a distribuir mejor esas riquezas), ha logrado que más personas tengan más dinero.

Sin embargo, quienes han mejorado su poder adquisitivo, tienen que trabajar más horas y suelen destinar parte de sus ingresos a compensar con bienes materiales el inevitable abandono afectivo de sus hijos.

La lógica que tiene la naturaleza para preservar el fenómeno vida en los ejemplares de todas las especies, es la provocación, tanto de dolor como de placer, para obligarnos a conseguir el equilibrio transitoriamente perdido.

Cuando buscamos el amor de otros, estamos cumpliendo con la naturaleza, estamos ofreciendo nuestra carencia, pedimos colaboración, seducimos presentándonos como vulnerables, menesterosos, demandantes y en definitiva, receptivos, acogedores y dispuestos a dar de lo que sí tenemos.

(1) (Maldita) Felicidad publicitaria
Loción infalible contra las molestias
Menos culpa y menos estrés
Por ahora necesitamos la pobreza
Trabajo molesto y seguro
Vivir es molesto

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8 comentarios:

Roberta dijo...

Podemos seducir exponiendo nuestra carencia o de lo contrario, excibiendo nuestra abundancia. En caso de que nuestro estilo sea mostrar nuestro capital (amoroso, intelectual, económico), está claro que para seducir tenemos que explicitar una clara voluntad de entregarlo (entregarnos).

Clarisa dijo...

Algunos entienden mal el dicho popular. Dicen: "más vale que ENsobre y no que falte".

la gordis dijo...

Yo sufro por la sobre-abundancia de las panaderías.

Luis16 dijo...

De acuerdo, la insatisfacción es vida... una vida de perros!

María José dijo...

La persona a la que le faltan necesidades, anda por la vida deambulando como un fantasma, con un gesto de bobera pegado a su rostro.

Carina dijo...

Me falta inteligencia, por eso siempre he estudiado tanto.

Raúl dijo...

Conozco gente que tiene enormes carencias, y sin embargo no las siente como necesidades. Entonces se quedan con sus carencias y no buscan nada.

Tania dijo...

Me falta casa y auto, pero con eso no seduzco a nadie.