miércoles, 26 de mayo de 2010

Las cajeras no cobran

Desde que tenía 8 o 9 años, comencé a ir al cine y algo que intenté averiguar, fue porqué los sobornos, chantajes y honorarios de criminales a sueldo, siempre se entregan dentro de un sobre.

El dinero es algo que provoca fenómenos psicológicos que no hemos logrado describir con acierto.

En el artículo titulado Tocar dinero no es elegante les decía que este instrumento de pago parece adecuado sólo para varones o prostitutas.

A pesar de esto, muchos varones rehusan tomar el dinero entre sus manos.

Es habitual que:

— Los profesionales tengan una secretaria que se encarga de la desagradable tarea de recibir el dinero de los clientes o pacientes; y además

— La mayoría de las oficinas encargadas de cobrar o recaudar en comercios o instituciones, son atendidas por personal femenino.

Como a nadie se le ocurre pensar que las cajeras son prostitutas por recibir dinero, entonces nuestra percepción se confunde.

Cuando pagamos nuestras compras, impuestos u honorarios a una mujer que podría ser nuestra hija o esposa, nos hace suponer que esos billetes son otra cosa, no el sucio dinero cuya existencia y uso tanto nos perturba.

El hecho universal de que casi todas las cajas receptoras de dinero están atendidas por mujeres, sugiere —junto con el hecho de que los honorarios de los profesionales es cobrado por secretarias—, que la intención es disimular, distraer, confundir, atenuar la sensación de que alguien es tan materialista, avaro, interesado, grosero y poco elegante como para cobrarnos.

Piénselo al revés: Si nuestros proveedores cobraran directamente o encargaran de esa tarea a personal masculino, nuestra sensación de pago se volvería más nítida.

Este es un fenómeno que ocurre, pero que está tan reñido con la lógica, que cuesta entenderlo y aceptarlo.

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9 comentarios:

Gertrudis dijo...

A mí NO me gusta pagarle mis compras a hombres que podrían ser mis hijos o mis esposos. Los hijos y los esposos tendrían que entregarme dinero cuando paso por la caja. Por eso en las casas de cambio, la mayoría de los empleados son hombres, así debe ser.

el oriental dijo...

Con razón ahora se avivaron de que conviene poner mujeres que cobren el boleto en los ómnibuses.

Norton dijo...

Cuando un hombre le paga a una mujer que está detrás de una caja, siente que le está entregando un dinero, no que le está pagando.
Usted tiene razón, su observación es muy perspicaz.

Psic. M. Pérez dijo...

Del comentario de Norton me quedaron resonando las palabras "caja" y "entregando".
No digo más así cada cual saca sus propias conclusiones.

Gladys dijo...

La sensación de pago es irritante.

Cecilia dijo...

Gladys tiene razón y lo reafirmo con lo siguiente: si alguien nos exonera de pagar por hacernos un favor, nosotros insistimos (o al menos amagamos) en pagar. Suponemos, con razón, que el no pago transferirá la sensación irritante al que debería cobrar y tememos sus represalias, que con frecuencia vienen por el lado de cobrarse el favor.

Amanda dijo...

Cecilia habla de cobrarse favores. Esas palabras pueden ser las adecuadas entre personas que no tienen vínculos positivos entre sí. Cuando este tipo de vínculos existe, no se trata de hacer favores y luego cobrarlos; se trata de dar y recibir.

Matémico dijo...

Las cajas receptoras de dinero están atendidas por mujeres porque éstas delinquen menos que los hombres.

Godofredo dijo...

Cuando el cobrador iba puerta a puerta, en la enorme mayoría de los casos era un hombre. Supongo que eso se debía a que el hombre podía ser menos vulnerable a un asalto, aunque la verdad es que si nos amenazan con un arma, la vulnerabilidad se empareja.