viernes, 18 de junio de 2010

La prohibición del silencio

La esclavitud es un buen negocio para todos.

Es bueno para los esclavistas pues venden con ganancia, la producción de los esclavos que obedecen sus órdenes (plusvalía).

Es bueno para los esclavos porque sólo saben obedecer y se salvan de morir de hambre.

El verbo obedecer tiene su origen en ob-audire, esto es: «escuchar lo que dicen afuera». En otras palabras, quien obedece, no actúa por lo que piensa (desea), por lo que se diría a sí mismo, sino por lo que piensa (desea) otro.

La libertad de expresión es una de las banderas más agitadas por los defensores de la democracia.

¿Cómo funciona en los hechos?

El sistema educativo de los países democráticos verifica estrepitosos fracasos en el aprendizaje del lenguaje. Por lo tanto, la mayoría de los ciudadanos carecen del único instrumento adecuado para comunicarse y por eso sus deseos quedan encerrados en sus cabezas (insatisfechos, frustrados).

O sea, no pueden usar la libertad de expresión porque no saben cómo hablar o escribir de forma eficaz.

Los medios de comunicación (televisión, radio, Internet, editoriales), carecen de silencio. Los comunicadores están permanentemente hablando, mostrando, convenciendo profesionalmente.

O sea, no podemos usar la libertad de expresión por falta de silencio.

Conclusión

Esquemáticamente, el panorama queda planteado en estos términos:

— la mayoría que obedece (oye, escucha el deseo ajeno) gana menos dinero que la minoría que da las órdenes (habla o escribe, sabe cómo satisfacer su deseo en un régimen capitalista y democrático, donde libertad de expresión significa otra cosa diferente a lo que podría interpretarse con ingenuidad, credulidad, ignorancia, inocencia);

— la actitud obediente está causada por incompetencia verbal y porque en los hechos, la libertad de expresión está restringida para los pocos que acceden a un micrófono, a una cámara de televisión o a una imprenta y saben cómo usarlos.

●●●

12 comentarios:

Irene dijo...

Qué los esclavos sólo saben obedecer???
Qué disparate!!!

Graciela dijo...

Doy órdenes pero no me hacen caso. Soy madre, tengo hijos adolescentes, trabajo como adscripta en un liceo y milito en el gremio de profesores.

Lucas dijo...

La ciudad está llena de ruidos, por eso lo único que queda para expresarse son los muros.

Emiliano dijo...

Me gustan las radios comunitarias. Hablamos de lo que realmente nos interesa y nos escuchan nuestros amigos.

Celeste dijo...

La mayoría de las veces prefiero oir el deseo ajeno, porque el mío me da un poco de miedo.

Roque dijo...

Nadie se salva de tener que obedecerle a alguien.

Margarita dijo...

Hay un pastor que grita por la radio de madrugada y no se deja espacio ni para respirar. Yo no sé cómo hace. Debe respirar por los poros. Lo cierto es que mientras que él habla, nadie puede pensar en nada.

Nilda dijo...

Yo escucho lo que dicen afuera y me dicen que soy una entrometida.

Elena dijo...

Los esclavos no generan plusvalía porque no reciben sueldo. Lo que recibe su dueño es pura ganancia. La plusvalía es la parte que se lleva el empleador después de que el trabajador ya ha producido lo necesario como para generar su sueldo y pagar la parte que se le adjudica de los gastos que permiten funcionar a la empresa.

CHECHU dijo...

LA ESCLAVITUD NO ES NEGOCIO PARA NADIE

Filisbino dijo...

Los ciudadanos que vivimos en "democracia" somos más esclavos que libertos.

Lautaro dijo...

Actuar de acuerdo a lo que uno piensa y siente (sin mirar a los costados), te puede hacercar demasiado a la locura. No por como uno se perciba a si mismo, sino por como te ven los demás.