martes, 14 de septiembre de 2010

El instinto gregario y la pobreza

La creatividad, originalidad, competitividad, requieren asumir cuotas de soledad significativamente mayores a las que asume el común de la gente, dedicada a profundizar los lazos sociales, inclusive cuando para lograrlo es preciso defender filosofías de vida que incluyan la escasez material (pobreza).

La soledad es considerada un factor de riesgo sanitario, especialmente en personas con algún deterioro psicofísico.

Pero aún quienes gozan de plena salud, tampoco pueden negar cuánto nos influye el instinto gregario, es decir, la necesidad de ser amados, reconocidos, aceptados.

En un artículo anterior (1), comento que las experiencias de vida rediseñan permanentemente nuestro carácter (forma de reaccionar típica de cada uno) para adaptarnos, armonizar, sintonizar con el entorno (clima, disponibilidad de recursos, condiciones sociales).

Este fenómeno adaptivo que diseña (forja, forma, determina) nuestro carácter, incluye la resistencia a la soledad que cada uno posee.

Con escasísimos conocimientos sobre el tema, me parece (pongo a su consideración, sugiero la hipótesis de) que el pueblo judío logra buenos resultados en su gestión económica, porque compensa la soledad que provoca la actitud competitiva (original, creativa, poco común) con un intenso apego a su colectividad.

Algo similar (creo que) ocurre con los integrantes del Opus Dei y la masonería.

Los integrantes de estas instituciones (religiosas o no) pueden ser activos agentes económicos en el sistema capitalista, porque se apoyan mutuamente sin tener que someterse a los criterios lucrativos más populares.

Claro que estas instituciones no solamente neutralizan el costo de la soledad que deriva de ser diferente a la mayoría, sino que también permiten establecer vínculos de confianza derivados de la propia pertenencia.

Estos comentarios se vinculan con otros anteriores (2), en los que proponía la idea de tomar distancia de aquellas personas que, por su actitud ante el bienestar material, dificultan nuestro afán de progreso (familiares, amigos, colegas).

Nota: la imagen corresponde al símbolo de la Unión Europea.

(1) El carácter es una característica que me caracteriza

(2) La envidia es progresista

Dime con quién andas y sabré tu patrimonio

¡Indíqueme cómo debo vivir!

A veces se gana y a veces se aprende

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10 comentarios:

Yoel dijo...

No me queda claro si ud propone o no, formar parte de alguna comunidad del estilo de las que nombra.

Núñez dijo...

No me parece que pueda asociarse la actitud competitiva a la originalidad y creatividad. Creo que esos aspectos son una mínima parte de lo que implica esa actitud. Competir significa asumir que los otros van a perder, y la experiencia indica que no se miden los costos. Competir supone una actitud depredadora, una compulsión muy fuerte, un afán de logro muy grande.
Qué significa ganar para el que compite? Medir fuerzas?...
Por qué medirse con personas, instituciones o asociaciones distintas?
Ganar supone mejorar los ingresos económicos? Por qué hacerlo de esa manera tan agresiva con la que suele hacerse?
Se trata de defender un territorio?
Seguimos manejándonos con la lógica de la manada e intentamos al mismo tiempo practicar el amor evanescente?

Nahuel dijo...

Jamás tomaría distancia de un ser querido para mejorar mi bienestar material. Salvo que esa persona no sea un amigo y me moleste por esa u otras razones.

Andrea dijo...

Ojalá la mayoría de la gente se dedicara a profundizar los lazos sociales!

Irene dijo...

El amor me permite sintonizar con la belleza.

Roque dijo...

Es cierto, la soledad es el costo de ser diferente.
De todos modos la vida me ha enseñado que todos los que nos creemos diferentes somos mucho más parecidos de lo que pensamos.

Alicia dijo...

El instinto gregario debe estar tan enraizado en nosotros, que difícilmente se pueda ir en su contra. Aún viviendo por propia elección, aislado del mundo, el mundo sigue existiendo en nosotros, porque desde la época más temprana somos alcanzados por la cultura.

Evaristo dijo...

Si el único objetivo de nuestra especie es preservarse a si misma, entonces habría que ir a a contracorriente para dejar a un lado el instinto gregario, que nos ayuda a justamente, a preservarnos.

el cantor dijo...

No sé cuál es mi filosofía de vida. Sólo sé que viví a mi maneeeeraaa.

javier dijo...

hay que juntarse con los que piensan como uno y formar una sociedad secreta o iniciar una cruzada