jueves, 23 de septiembre de 2010

Mariposas en el estómago

«Cuando tomo un somnífero, mi esposa se duerme enseguida»; «cada vez que estoy con él, mi cuerpo responde a su adrenalina»; «los fracasos de mis hijos, me frustran».

Una lectura superficial alcanza para darnos cuenta de que este tipo de experiencias son populares, conocidas, alguna vez nos ocurrieron.

Creemos ser únicos, independientes, autónomos pero si lo analizamos con detenimiento, observamos que tenemos una actitud hacia los compañeros de trabajo, otra con los familiares, otra hacia las entrevista de trabajo.

Si nos encontramos con gente que fue querida, como ocurre con antiguos vecinos, compinches estudiantiles, primeros amores, algo nos permite reiniciar el vínculo como si recién se hubiera interrumpido.

Este es un fenómeno del que no sabemos mucho, pero que cada uno puede investigarlo con los elemento que cuente.

Es un prejuicio suponer que la única información válida es la provista por alguien que publicó un libro o se autoproclama asesor.

Si, como digo en el primer párrafo, la situación de una persona nos genera un cambio (alegría, tristeza, entusiasmo, amor, confianza, excitación), podemos pensar que nuestras actitudes también provocan lo mismo en los demás.

Sin arriesgar demasiado, podemos afirmar que hasta ahora, todo lo que nos ha ocurrido en la vida, ha estado condicionado (influenciado, alterado, modificado) por cómo estimulamos a quienes establecieron algún tipo de vínculo con nosotros (padres, hermanos, amigos, empleadores).

Una vez aceptada esta hipótesis, podemos decir que nuestra suerte ha estado influenciada (en mayor o menor medida) por lo que hicimos, provocamos, generamos.

Dedicamos varias décadas a estudiar sobre el universo, la historia, la filosofía, restándole ese tiempo y energía a obtener información, datos, características, de quien más influencia tiene y tendrá en nuestra calidad de vida.

Es delirante la afirmación «querer es poder», pero mejoran los resultados con el «conócete a ti mismo».

●●●

10 comentarios:

Facundo Negri dijo...

Creo que soy un estímulo irritante para todos los que me conocen.

Yenny dijo...

El estudio de la astrología ha mejorado notoriamente mi calidad de vida.

Alejandra dijo...

Yenny no se da cuenta de que su actitud es inmadura y escapista.
Estas mediocridades me asustan.

Nahuel dijo...

Querer no es poder, pero te permite iniciar un camino.

Damián dijo...

Conocer el mundo de los negocios tendrá una influencia positiva en mi calidad de vida.

Anónimo dijo...

Mis asesores me ayudan a no pensar.

Verónica dijo...

Todo el tiempo somos receptores y efectores. Eso debe cansar.

Mabel dijo...

Para conocernos tenemos que estar atentos a nuestras actitudes y reacciones. Eso se logra siempre y cuando no andemos a mil por hora.

Anónimo dijo...

Antes pensaba que todos me rechazaban. Ahora me doy cuenta de que yo rechazo a todos.

Inti dijo...

Me gustan los sorteos porque ahí es Dios el que influye para determinar el ganador.