martes, 26 de octubre de 2010

Banquete incomible

Casi todos estamos enterados de la teoría de Charles Darwin (1809-1882), según la cual, el ser humano desciende del mono.

Esta explicación se denomina evolucionista porque consiste en suponer que el hombre es un mono genéticamente evolucionado.

Después de Darwin, otros propusieron que la cultura humana (la forma de organizarnos), es como es, debido a una evolución de la forma de organizarse que tienen los monos.

En otras palabras: descendemos de los simios, física y culturalmente.

Esta ampliación de la teoría darwiniana, permitió suponer que la existencia de un macho dominante, que se apodera de las hembras excluyendo a los demás, es algo que también pudo haber ocurrido entre los humanos, en aquella lejana época en la que se produjo la aparición del primer mono transformado en ser humano.

Luego de miles de años, aparecieron los primeros registros que permitieron a los antropólogos e historiadores, suponer cómo actuaban los humanos de los que se poseen datos confiables.

Pueblos que no se conocían entre sí, tenían algunas costumbres similares.

Una de ellas era la creencia en dioses, rituales religiosos y animales totémicos sagrados.

También es compartida la costumbre de realizar sacrificios de esos animales totémicos sagrados, para estimular las acciones bienhechoras de los dioses (buenas cosechas, ausencia de guerra o epidemias).

Siguen las coincidencias en cuanto a que matar (sacrificar) a un animal totémico (vaca, águila, tigre), debía ser una tarea colectiva.

Quizá aún más importante, era la participación en el banquete totémico.

Efectivamente todos debían responsabilizarse del sacrificio para poder recibir los beneficios buscados.

Ese pensamiento primitivo sigue estando en nosotros, como también lo están la forma de respirar y de dormir.

Hipótesis: Quizá la masa de dinero circulante sea, para algunas personas, un animal sagrado al que temen comer (ganar, incorporar), y por eso padecen pobreza patológica.

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8 comentarios:

la gordis dijo...

Debería darme miedo incorporar vaca... y no; no me da.

Pablo dijo...

Temo comerme el dinero, por eso lo pongo a plazo fijo.

López dijo...

Quién va a querer responsabilizarse del sacrificio? A nadie le gusta el trabajo sucio.

Iris dijo...

Para mí la masa de dinero circulante tiene color dulce de leche y olor a caquita.

Leyla dijo...

A las mujeres nos habría convenido más descender de las avejas.

Leticia dijo...

Hacia qué cosa estaremos evolucionando los seres humanos?

el oriental dijo...

Es mejor tener como sagrado a un ombú, que a una vaca.

Segundo dijo...

El dinero es como un potro salvaje al que se logra enlazar. Después hay que domarlo para poder usarlo convenientemente, y luego cuidarlo para que dure bastante.