jueves, 14 de octubre de 2010

La huelga de hambre y el chantaje

La «huelga de hambre» me parece un método de lucha particularmente alocado, fuera de lugar y lleno de arrogancia.

Por tratarse de un chantaje emocional, provoca en quienes la observan, un sentimiento de culpa tan injusto como ineludible.

Es una forma de «suicidio lento», con la suficiente parsimonia como para que las verdaderas víctimas a quienes va dirigido el ataque (gobernantes, pueblo, grupo de poder), reaccionen a tiempo y se salven de sentirse homicidas indirectos.

En general, cualquier forma reivindicativa que recurra a la violencia, debería ser automáticamente descalificada.

Golpear, herir o torturar, son métodos universalmente condenables, sin dejar de reconocer que la ausencia de otras alternativas, terminan justificándolos aún entre personas habitualmente humanitarias.

El chantaje emocional no es menos grave que una picana eléctrica.

Hasta podría decir que es más grave, porque todos estamos preparados para condenar el sadismo explícito, mientras que para el chantaje emocional, no estamos educados para percibir el grado de violencia que aplica.

La fundamentación de mi acusación al método, no es lineal e implica aceptar ciertas hipótesis previas.

Además del hecho más notorio de que, los humanos nos identificamos con los semejantes inevitablemente y que, por lo tanto, quien nos muestra cómo se auto-agrede, nos está agrediendo, también es digno de mencionar otro hecho que habla de la arrogancia del huelguista.

Su jactancia consiste en pensar que es tan importante, que su muerte alterará el curso de la historia.

Este sentimiento de ser imprescindile, está en la cabeza y el corazón de millones de personas.

Repetimos mecánicamente que «nadie es imprescindible», sólo para mentirnos y suponer que somos humildes.

La especie sigue adelante si una madre muere en el parto, si un joven muere en la guerra y si un presidente fallece.

Nota: el 9-4-2009, el presidente de Bolivia, Evo Morales (imagen), inició una huelga de hambre exigiendo una cierta votación al Congreso Nacional de su país. Cinco días después, logró su objetivo.

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12 comentarios:

Filisbino dijo...

Me parece completamente fuera de lugar que un mandatario presione al Congreso de su país con una huelga de hambre.

Sandra39 dijo...

Estoy de acuerdo con Filisbino, además me parece un atraso que haya presidentes con la potestad de vetar leyes aprobadas por el parlamento.

Lucas dijo...

Qué quiere que le diga; prefiero el chantaje emocional a la picana eléctrica.

Alicia dijo...

El chantaje emocional es terrible cuando padres divorciados lo aplican en sus hijos.

Joe Black dijo...

Es fácil ser huelguicida, sólo hay que dejar pasar el tiempo.

Mariana dijo...

Participé en una huelga (como profesional de apoyo) donde a las diez de la mañana, todos los días, la enorme cocina del predio en el que se alojaban los huelgüistas, hervía en vapores y se llenaba de aromas: choclo, zapallo, papas, boniatos, puerro, apio, perejil, ajo... eso sí, las mujeres de los huelguistas nunca ponían carne en el puchero; había que respetar la huelga.

Carina dijo...

Ah sí! ya sé a qué huelga se refiere Mariana. Fuimos compañeras de trabajo (HOLA MARIANA!!).
Resulta que estos huelguistas estaban más gordos que antes de empezar la huelga. Además de eso, tenían nutricionista, médico, y un equipo de nóveles psicólogas a su servicio en forma gratuita.
La mayoría de las cocineras eran las mujeres de los huelguistas, que a su vez también eran huelguistas (con eso le digo todo). Recuerdo que la nutricionista había recomendado jugos naturales de fruta por la tarde para que los sacrificados trabajadores no perdieran vitaminas.
Y entre tanto desfilaban periodistas que hacían su nota y se iban sin el más mínimo interés de investigar un poco más.
El líder de estos huelguistas se lanzó a dirigente gremial y luego encabezó una lista de no sé que partido, pero ahí no tuvo suerte.
En fin... esta huelga fue un fraude pero ameritó la intervención de la brigada de psicólogos para tiempos de emergencia y catástrofes. A todos nos sirvió un poquito.
Por supuesto que no todas las huelgas son así y muchas de ellas merecen nuestro respeto. Pienso que en algunos casos el chantaje emocional es un arma válida, así como a veces lo es el fusil. Con la picana eléctrica es otra la historia, porque la lucha es cobarde, el prisionero no se puede defender. Del chantaje emocional y de la guerrilla, sí podemos hacerlo.

Garmendio/a dijo...

No diría que una huelga de hambre es chantaje emocional. Es una forma de decir "estoy dispuesto/a a dar la vida por esta causa que considero tan importante, ya no puedo vivir en estas condiciones, estoy convencido/a de la injusticia que están cometiendo".
No creo que sea chantaje, porque a las personas que va dirigido el mensaje, las afecta sólo en su imágen pública, no me parece que las ponga frente a un conflicto moral. De lo contrario no se habría llegado a esa instancia y se habría resuelto el conflicto por medio de la negociación.

Álvaro dijo...

Me hicieron acordar a la película "La chica del millón de dólares", aquella boxeadora que decide dejar de alimentarse y acabar con su vida. No chantajeaba a nadie, eso es ver el asunto desde un punto de vista incorrecto, estaba reclamando el derecho a terminar con su vida a quienes se creían con potestades para prolongársela.

Maristela dijo...

Los expertos en chantaje emocional son los niños... y no olvidemos que todos llevamos un niño dentro.

Ricardo De Luca dijo...

Lo del chantaje emocional me parece una figura interesante, aunque no coincido en absoluto con que pueda compararse con una picana electrica... Ghandi tambien hizo huelgas de hambre ¿sera comparable con videla?

tambien creo que hay que tener algunos elementos mas para analizar el caso de la huelga de hambre de Evo Morales. Primero que no es el primer presidente en la historia de bolivia que recurre a este tipo de tacticas como arma politica. La historia politica de bolivia tiene muchos matices como para ser analizada tan superficialmente. Segundo, la cantidad de rtecursos politicos con que los que disponia Morales para forzar una decision del congreso. Tmabien la correlacion de fuerzas de ese momento, El tenia un apmlio apoyo popular (de las clases bajas) con escasa representacion en el congreso. De modo que el chantaje emocional no funciona solo con el rival politico sino que actua en funcion de la poblacion que de alguna manera se informa asi del acorralamiento politico de su representante.

mencione antes a ghandi, podemos decir lo mismo, a los ingleses no le importaba en absoluto si se moria de hambre, ¿pero que harian su seguidores si eso pasaba?

Ricardo De Luca dijo...

es interesante analizar la huelga de hambre como instrumento politico, pero precisamente por eso me parece que excede los limites del "chantaje emocianal" que debe ser una de sus dimensiones.

Bueno, no aburro mas...

Me gusto el blog.

Saludos.-