sábado, 11 de diciembre de 2010

El amo y el esclavo viven diferente

Imaginemos una caja, llena de cualidades, con una etiqueta que dice «lo maravilloso».

¿Qué hay dentro de ese recipiente? Como la lista es infinita, daré algunos ejemplos. En él encontraremos belleza, inteligencia, paciencia, erotismo, ideas originales, sabiduría, habilidad manual.

Con esta idea en nuestro pensamiento, hagamos un relevamiento entre los humanos, para saber cómo se posiciona cada uno respecto a este recipiente que contiene «lo maravilloso».

Antes de salir a recorrer las casas de nuestros conocidos, hagamos un mínimo ensayo.

Las actitudes que podemos tener ante ese envase tan particular, son dos:

1) Somos dueños del recipiente; o

2) Somos el recipiente mismo.

Como ven, no en vano dije que debíamos imaginar un conjunto de cualidades, pues sin imaginación este pensamiento sería imposible.

Aclaremos esto en pocas palabras, porque al entenderlo podremos revisar nuestra habilidad para ganar dinero.

Todos comenzamos en el punto 2), es decir, en la niñez somos un conjunto de cualidades maravillosas, que los adultos aman, disfrutan, protegen. Este fenómeno compensa nuestra vulnerabilidad extrema.

Aclarado entonces qué significa el punto 2), pensemos que el punto 1) alude a la actitud de esa madre u otros adultos que cuidan amorosamente al recipiente con lo maravilloso (el niño, si continuáramos con el ejemplo).

Ahora que tenemos una cierta idea dentro del ensayo de la encuesta que haremos, pensemos qué actitud tenemos nosotros frente a la caja con «lo maravilloso».

En una rápida definición,

— si nos sentimos capaces de ser dueños de la caja maravillosa, porque sabremos adquirirla y cuidarla, estamos en una actitud de adulto protector, dueño, responsable, proveedor, amo; mientras que

— si no nos sentimos capaces de comprar y conservar adecuadamente esa caja que contiene «lo maravilloso», (porque no sabríamos cómo hacerlo o nos disgusta el rol), estamos en una actitud de niño dependiente, irresponsable, esclavo.

Nota para psicoanalistas: Omití expresamente usar el confuso vocablo «falo» para referirme a «lo maravilloso». Es más: nunca deberíamos usas el vocablo «falo» para que los no-psicoanalistas nos entiendan un poco más... si es que deseamos ser entendidos.

Artículo vinculado:

Ser o tener, esa es la cuestión

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9 comentarios:

la osita dijo...

Esa caja tiene una etiqueta que dice: el osito.

Lola dijo...

Yo me posiciono de rodillas.

Canducha dijo...

Ay, ay, ay... de qué será metáfora esa cajita!

Teresita dijo...

Estoy de acuerdo. La palabra falo no sirve.
Pero a algunas psicólogas nos gusta usarla.

Rulo dijo...

Lo primero que me imaginé fue que era dueño de la cajita.

Marta dijo...

Usted siempre queriéndose ganar al público femenino! Cambia falo por caja; vamos!

Yoel dijo...

Lo que me quedó claro es que a los esclavos les falta color.

Leonardo Sabio dijo...

Poner a la paciencia antes del erotismo, puede favorecer al erotismo.

Elbio dijo...

La actitud más infructuosa sería intentar robarse la caja.