jueves, 2 de diciembre de 2010

«Hoy comenzaron mis éxitos»

En un artículo reciente (1), les comentaba qué ocurre cuando la personalidad (el yo) cede ante los estímulos del inconsciente.

Lo comparaba con la fractura de una represa y el violento escape de agua que deja de estar contenida, provocando una inundación río abajo.

Algo de esto nos ocurre ante la alegría que nos provoca algún acontecimiento inesperado, tales como

— ganar mucho dinero en la lotería;

— ver repentinamente incrementado nuestro patrimonio porque algún bien de nuestra propiedad aumenta bruscamente su valor;

— ser objeto de mucho más amor del que estamos acostumbrados a recibir.

Cuando ocurren estas ganancias económicas o afectivas, nuestro yo se ve expuesto a un esfuerzo mayor y si resiste, entonces el feliz agraciado con tanta suerte, quizá se ponga un poco ansioso, tenga dificultades para conciliar el sueño un par de noches o padezca algún problema digestivo menor.

Cuando nuestro yo se ve expuesto a un mayor esfuerzo pero no resiste la sobrecarga emocional, es probable que la felicidad se transforme en un drama porque el infeliz beneficiario de tanta alegría, puede tener una crisis de pánico (exceso de ansiedad), padecer alteraciones circulatorias, perder la noción de realidad e inclusive, sufrir una crisis maníaca.

En otras palabras, es necesaria cierta fortaleza y estado de salud para resistir las emociones que provocan el éxito, las ganancias, el triunfo.

Además de esta debilidad que tienen algunos adultos (que reaccionan como niños inmaduros), se agrega una particularidad de nuestro funcionamiento mental, que nos ocurre a todos.

Efectivamente, nuestra mente, que está rigurosamente determinada por el inconsciente, también se equivoca por culpa de la metonimia (propia del funcionamiento inconsciente).

La metonimia consiste en confundir el todo con la parte (generalizar).

Es decir, si tenemos un éxito, suponemos que nuestra vida será exitosa siempre, aumentando así la sobrecarga emocional al yo.

(1) Las personalidades inmaduras, necesitan la pobreza

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10 comentarios:

Luna dijo...

El cerebro se me invadió de emociones y parecía perra con dos colas, y todos los perros me aullaban el doble.

Luis dijo...

Tener fe en que las cosas van a salir bien, ayuda a que eso efectivamente suceda.

Tiago dijo...

Como le pasó a mi primo. Sacó la medalla en natación y creyó que podía dar todas las materias libre.

Rulo dijo...

Mi abuelo murió gritando Goooool!

Federico dijo...

En caso de recibir más amor del que uno esperaba, hay que resistir la intensidad inundadora de la felicidad y del pánico.

el oriental dijo...

Un neurólogo me dijo que los uruguayos somos grises porque tenemos la formación reticular demasiado desarrollada.

Carolina dijo...

En suma: muchas personas son pobres porque no tolerarían la emoción de hacerse ricas.

Soy buena alumna, vio?

Marta dijo...

TOLÉRELO: LO AMAN MUCHO Y LO SEGUIRÁN AMANDO.

Richard dijo...

Yo tengo como regla no hacer futurología. En eso soy como los políticos, en cuanto a lo que vendrá, me lavo las manos.

Valeria L. dijo...

Tanto a las alegrías como a las penas, les pido que se acerquen despacito, suavemente.