lunes, 6 de diciembre de 2010

La propaganda deprimente

Con una visión ligeramente contaminada por la paranoia, aunque no totalmente desvinculada de la realidad, comentaba (1) con ustedes algunas cosas que nos pasan a los ciudadanos, provocadas por una estrategia de los centros de poder, en su afán de facilitarse el trabajo de gobernarnos.

Llegué inclusive a comentar que los métodos propagandísticos no difieren sustancialmente de los utilizados por el denostado nazismo alemán.

Imagine que alguien como nosotros, recibe dos propuestas de trabajo para que elija una de ellas:

— una consiste en hacer una cierta tarea que formará parte de un proceso mayor, cuyo resultado final será la construcción de algún objeto que cuenta con mucha demanda. Eso que ayudaremos a construir, tiene una lista de espera de todos los interesados en comprarlo. Por ese trabajo pagarán 1.000.

— la otra propuesta consiste en hacer cierta tarea que NO formará parte de un proceso mayor, ni tendrá por objetivo la construcción de un objeto muy demandado. Por el contrario, esta oportunidad laboral nos la ofrece un acaudalado señor, que caprichosamente desea que alguien haga una cierta tarea que él destruirá, para que, quien la hizo, la haga de nuevo. Por ese trabajo, el acaudalado y caprichoso señor pagará el doble, esto es 2.000.

¿Qué trabajo elegiría usted?

Hasta donde creo saber, una mayoría de personas preferirá aquella tarea que se integre a un proceso mayor para construir algo muy deseado por los compradores, aunque gane la mitad que haciendo una tarea inútil.

Nuestro esfuerzo, aplicado en forma inútil, nos denigra, nos desvaloriza, nos deprime, dejamos de ser respetables.

Para que todo esto ocurra, la propaganda nazi que recibimos, nos induce a correr sobre una cinta (imagen), nos induce a pedalear en una bicicleta sin ruedas, nos induce a tomar dos litros de agua, con o sin sed.

(1) ¡Sonríe! Los poderosos te aman

La Gestapo descafeinada

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13 comentarios:

Marcia dijo...

Por qué insiste en ver el ejercicio como un esfuerzo inútil? Por que a ud no le gusta practicarlo? No será un esfuerzo inútil desarrollar estos blogs?

Elvira dijo...

Si la oferta del acaudalado señor consiste en que fabrique piñatas, aceptaría con gusto.

Anónimo dijo...

Para mí es sumamente importante ser útil. Sentir que lo soy cuando hago el trabajo, me pone bien. Recorrer mis calles y limpiarlas de malos, es un destino. Nací para eso, igual que mi padre y mi abuelo.

Analía dijo...

Me denigro y dejo de ser respetable si sudo y sufro para parecerme "a la chica de la propaganda".
En cambio, si disfruto ejercitando mi cuerpo, estoy ocupando bien mi tiempo.

Alicia dijo...

Creo que es un error pensar que la mente debe trabajar sin descanso para producir ideas útiles. La inteligencia se desempeña mejor cuando está descansada. Pero lo más importante, es que la inteligencia logra sus mejores resultados, cuando, unida a otras inteligencias, dialoga y se estimula.

Eva dijo...

No me importa si lo que hago es demandado o no. Si me pagan la mitad o el doble. Si lo destruyen o lo venden. A mí lo que me importa es que me emplee unA acaudaladA señorA.

Fabricio dijo...

Cómo están las mujeres! Más vale ponerse el guante de seda y apagar el televisor cuando empiece la propaganda. (por las dudas no usar el control remoto)

Norberto dijo...

Ayer fue el día del Psicólogo, así que lo saludo, a ud y su familia.

Hugo dijo...

Nunca me sentí tan útil como cuando trabajé doblando cajas para los Play Station.

Paty dijo...

Lo deprimente es verse fofa, no correr en la cinta!

la gordis dijo...

Ay! Paty; para mí son deprimentes las dos cosas.

Andrés dijo...

Ya sé! El acaudalado señor ofrece trabajo en la industria alimenticia.

Teo dijo...

Si hay lista de espera para comprar, yo no fabrico nada.
No oyó hablar de los consumidores que te secuestran para que les fabriques en la casa?