jueves, 14 de abril de 2011

La suerte de encontrar un lugar

En nuestra vida social, comercial o laboral, podremos tener o no la suerte de encontrar disponibles las ubicaciones que mejor se adecúen a nuestro gusto, talento, vocación, capacidad, ambición.

Subimos a un ómnibus colectivo que aún conserva algunos asientos desocupados, elegimos el que más nos gusta por la ubicación y el aspecto del acompañante desconocido y esperamos llegar a destino.

Algo de esto nos ocurre en la vida aunque la presentación de los hechos es tan diferente, que nuestra percepción y capacidad intelectual no atinan a reconocer la semejanza con lo que ocurre al utilizar un ómnibus.

Pensemos que los asientos del vehículo representan roles, puestos de trabajo, profesiones, viviendas, clases socio-culturales y económicas.

Si lo pensamos así, lo primero que tenemos que tener en cuenta es que no podremos ocupar un asiento que ya está ocupado.

Ahora apelemos a otra comparación. Nuestro cuerpo funciona porque tiene un conjunto de órganos interrelacionados: necesitamos una cabeza, estómago, pulmones, corazón.

Un grupo humano también tiene integrantes que cumplen funciones: está el líder; el rebelde; el chistoso; el conciliador; el severo vigilante; el criticón moralista; el que más habla; el que menos habla; el que más trabaja; el que disfruta recibiendo órdenes; el que disfruta haciendo tareas menores, auxiliares, rutinarias; el saboteador; el comedido, adulón o murmurador.

Estos son sólo algunos de los roles presentes en casi todos los grupos conformados para realizar una tarea o para generar una producción.

En suma: Cuando alguien llega a un grupo (como quien sube a un ómnibus), encuentra ciertos roles vacantes, que pueden coincidir o no con su vocación, talento o aspiración.

Ante estos hechos, podrá encontrar una ubicación buena, regular o mala. Depende de la suerte ... como ocurre al tomar un ómnibus.

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8 comentarios:

Ariel dijo...

A veces uno se ubica donde quiere, otras donde puede, o donde lo dejan.

Gustavo dijo...

Tengo vocación de conductor, pero siempre algún desubicado me grita "al fondo que hay lugar",

Selva dijo...

Lo trágico es cuando ocupás el mejor lugar y el ómnibus se queda por el camino.

Chapita dijo...

Me gusta sentarme solo al fondo y ver las cabezas de todos. Si alguien viene a sentarse al lado mío me bajo. Nunca permito que me controlen.

Rulo dijo...

Al ómnibus yo subo. A la vida me subieron.

Carlos Cuerino dijo...

Los lugares en el colectivo están bastante estropeados. Dicen que han ido perdiendo dignidad. Yo creo que siempre fue así. En todo caso, el lugar lo retapiza uno.

Horacio dijo...

En mi caso lo que hago, si los lugares están topeados, es esperar que alguien se baje. Eso da menos trabajo que hacer caer a un usuario, serruchándole las patas del asiento.

Líber dijo...

Entre los medios de transporte colectivo, prefiero el tren. Ahí puedo subir la bicicleta, de lo contrario no llego a fin de mes.