miércoles, 13 de abril de 2011

Sobre la esclavitud maquillada

A los humanos nos gusta creer que somos libres, independientes, que nos auto-gobernamos, que nadie nos manda, que hacemos lo que queremos. Este autoengaño es un vicio que verdaderamente nos esclaviza.

De tanto tropezar ya tenemos claro que en la relaciones laborales «Más vale un mal acuerdo que un buen pleito».

La satisfacción de todos los participantes del mercado (agentes económicos) mejora la rentabilidad general y de sus participantes (empresarios, obreros, sindicalistas, estado, clientes).

La psicología está jugando —desde hace siglos—, un papel preponderante.

Bajo el rótulo de relaciones humanas (RRHH), la agresividad dañina propia de nuestra especie ha sido canalizada para evitar desbordes (abusos) traumáticos y antieconómicos.

Sin embargo es ilusorio, ingenuo e infantil pensar que estamos frente al añorado hombre nuevo de los socialistas.

La ingeniería psicológica logra los mejores objetivos presentando sus ideas de tal forma que las víctimas —sean quienes sean: trabajadores, empresarios, clientes—, no se den cuenta de que están siendo depredados.

Por ejemplo:

— un cliente puede ser inducido a comprar algo como bueno porque la publicidad se lo hace creer;

— Los líderes sindicales puede extremar su lucha para que los trabajadores terminen pidiendo un cese de las hostilidades … tal como los gremialistas habían acordado secretamente con los empresarios.

¿Qué tiene de malo la esclavitud? Es fea, tiene mal aspecto, antiestética, genera polución visual, es demasiado explícita, sincera, obscena.

La psicología (1) logró disimular la esclavitud (embellecer, decorar, maquillar) y podemos decir muy ufanos ¡somos libres! Con esta apariencia estamos contentos.

Reforzamos la sensación visual repudiando ostensiblemente la esclavitud.

En suma: Para no tener que engañarnos, es más corto el camino asumiendo que siempre somos esclavos: de nuestros instintos, del inconsciente, del deseo, de la moda, de la opinión ajena, de los líderes, de las creencias y muchos etcéteras más.

(1) La psicología como arma

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11 comentarios:

Alicia dijo...

Lo terrible es sabernos esclavos y comprender al mismo tiempo que somos responsables de nuestros actos.

Ulises dijo...

Vivimos luchando entre el poquito de libertad que intenta aportarnos nuestra consciencia y la enorme sobredeterminación que cargamos sobre nuestras espaldas.

Laura dijo...

Al menos ahora logramos que para muchos la esclavitud resulte fea, antes nos parecía natural.

Jacinto dijo...

Me gusta maquillar novias. Desgraciadamente me estoy dando cuenta de que simbólicamente es un acto infame.

Rosana dijo...

Ya no quiero seguir votando a personas que digan representarme gritando a los cuatro vientos que somos un país libre.

Anónimo dijo...

Soy especialista en comprar cosas a muy bajo precio en la calle y venderlas cuatro veces más caras en mi negocio. Invertir en la decoración de mi local me trajo los mejores resultados.

Tadeo dijo...

Me doy cuenta de que estoy siendo depredado, pero la dejo, en realidad la depredación es mutua y cada uno la hace en su respectivo círculo de intereses.

Elbio dijo...

Los antiguos símbolos de la medicina y del comercio, se parecen mucho.

Marco dijo...

Me gusta el término "ingeniería psicológica". La ingeniería transforma la idea en realidad. La psicología de mala calidad, por el contrario, transforma la realidad en idea.

la gordis dijo...

Si al menos pudiera embellecerme disimulando mi gorditud...

Julia dijo...

Los humanos no podemos transformarnos en "hombres nuevos", ni siquiera mediante una revolución que modifique radicalmente las estructuras económico-sociales. Sin duda que una revolución nos modifica profundamente, pero nunca al punto de volvernos 'nuevos'. Los seres humanos cambiamos mediante la evolución. Esta cada vez nos parece más lenta por la velocidad con la que cambian nuestras tecnologías.