jueves, 30 de junio de 2011

La fe es un sentimiento enfermizo

La mitad de la energía laboral y productiva proviene de la fe en el ser humano, también llamada «optimismo».

Por todos lados encontramos abogados universitarios o silvestres que pregonan con total convicción algo que tiene la fuerza de un axioma: «Todos somos inocentes hasta que se demuestra la contrario».

¿Realmente tenemos tanta necesidad de mentir, ser hipócritas o ilusos?

Esta afirmación sólo pueden hacerla el sospechado y sus seres queridos aunque su juicio esté viciado de nulidad pues nadie puede ser juez de sí mismo.

Los adultos pensamos, sentimos y actuamos de forma totalmente distinta. Nuestra actitud sincera, profunda, natural piensa del acusado: «Si lo denuncian, algo habrá hecho». Si no expresamos este sentimiento es porque quien lo enuncia se convierte en alguien peligroso. Es decir que mentimos por miedo a que la sociedad nos considere difamadores, delatores o espías.

La historia de este triste sentimiento que anida en nuestro corazón (dudar de la bondad de la gente), también es triste.

Los niños nacemos provistos de fe, creemos en la bondad, suponemos que nuestros semejantes son todos iguales a mamá y a papá.

En su mayoría, las escasas experiencias de vida que tenemos nos conducen a confirmar esa creencia. La fe es tan abarcativa que suponemos que la existencia toda es benévola, generosa, siempre feliz.

Cuanto más elevada es la visión optimista del niño, más expuesto está a que sus primeras desilusiones sean catastróficas.

Esas malas experiencias son inevitables: papá nos denuncia ante mamá porque le teme, el gato me araña, Dios no me alivia el dolor de panza, el abuelo se fue al cielo y nadie hace nada para que vuelva.

La desconfianza se instala y se hace muy difícil ganar dinero con estas crisis de fe en el ser humano y en la vida.

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8 comentarios:

Irene dijo...

Cuando empiezo a contar las desilusiones, me doy cuenta de cuantas ilusiones tenía.

Roque dijo...

Yo, que tengo 6 hermanos, le puedo asegurar que cuando denuncian a alguien, lo primero que pienso es "qué querrán sacarle?!".

Lucas dijo...

Cuanto más elevada es la visión optimista del niño, más alto es el mismo, y viceversa.

Filisbino dijo...

Desde muy pequeñitos los niños sienten temor hacia los desconocidos. El optimismo y la fe, son construcciones adultas.

Martín dijo...

De a poco, comencé a creer, cuando descubrí que no todos son como mamá y papá.

Daniel dijo...

La confianza más necesaria para hacer dinero, es la confianza en uno mismo.

Alicia dijo...

No diría que la fe es un sentimiento enfermizo. Recurrimos a ella para sobrevivir.

Facundo Negri dijo...

Si nos despertamos suponiendo que este día no será el último, tenemos todas las de ganar. Es sabido que sólo nos equivocaremos una vez.