domingo, 7 de agosto de 2011

Un prejuicio lingüístico

Apartándonos de la racionalidad positivista es posible encontrar un cierto condicionamiento lingüístico para sostener la hipótesis (prejuiciosa) de que la pobreza está generada por la pereza de los pobres.


Copio y pego dos definiciones del Diccionario de la Real Academia Española:

Pereza.

1. f. Negligencia, tedio o descuido en las cosas a que estamos obligados.
2. f. Flojedad, descuido o tardanza en las acciones o movimientos.

Pobreza.

1. f. Cualidad de pobre.
2. f. Falta, escasez.
3. f. Dejación voluntaria de todo lo que se posee, y de todo lo que el amor propio puede juzgar necesario, de la cual hacen voto público los religiosos el día de su profesión.
4. f. Escaso haber de la gente pobre.
5. f. Falta de magnanimidad, de gallardía, de nobleza del ánimo.

De estas dos definiciones quiero compartir con ustedes unas hipótesis a pesar de que no son ni racionales ni empíricas, es decir, no pueden ser aceptadas por quienes rechazan todo lo que no sean positivismo, o sea, el sistema filosófico que admite únicamente el método experimental.

De las dos definiciones copiadas y pegadas más arriba, comparo solamente las acepciones afines (en letras rojas).

— Una primera idea es que la palabra «pobreza» contiene todas las letras necesarias para formar la palabra «pereza».

— Una segunda idea es que las definiciones de una y otra, si bien no son sinónimas en sentido estricto, sí lo son en sentido relativo (negligencia, flojedad, falta de magnanimidad)

— Una tercera idea es que existe el prejuicio según el cual la pobreza es provocada por la pereza. En otras palabras: los pobres son pobres porque son perezosos (haraganes).

En suma: A las miles de causas que quizá provoquen la pobreza, podemos agregarle que el idioma español predispone cierto condicionamiento a ratificar el prejuicio de que los pobres son perezosos.

Artículo vinculado:

La lucha pasiva

La pereza de los perfeccionistas

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9 comentarios:

Sandra39 dijo...

No se puede decir que los pobres sean perezosos, pero sí que una parte de ellos carece de hábitos de trabajo. Eso no es consecuencia de la pobreza, es consecuencia de la marginalidad, condición que por supuesto, no eligieron.

Tatiana dijo...

no tengo palabras para ese gato!! mire lo que son las patas, y los ojos, las orejas! me muero por tener un gato así!

Irene dijo...

Me cuesta asociar negligencia y descuidio con pereza. A las personas descuidadas me las imagino atropelladas. A los negligentes irrespondables. Pero el tedio sí lo asocio a la pereza. El tedio es ese aburrimiento del que ya probó todo y con nada consiguió entusiasmarse.

Enrique dijo...

No lo había pensado... es interesante su planteo. Pueden haber prejuicios que en cierto modo estén condicionados por asociaciones generadas por las similitudes de las palabras.

Paty dijo...

No sabía que existía la palabra 'dejación'. Suena parecido a vejación.

Olegario dijo...

Ojo, que no se confunda. Una cosa es que el idioma español predisponga al prejuicio de que los pobres son perezosos, y otra, que ese prejuicio realmente influya en como son los pobres.

Elbio dijo...

Cuando se habla de falta de magnanimidad, se hacer referencia al significado figurado de la palabra pobre. No se está refiriendo a la pobreza económica; se refiere a la pobreza de espíritu. La falta de magnanimidad sería consecuencia de la pobreza espiritual.

Alicia dijo...

A menudo se confunde la depresión con la pereza; sobre todo cuando hablamos de la "tardanza en las acciones o movimientos".

Norton dijo...

Pienso que la psicología NO experimental, nos llena de hipótesis imposibles de demostrar. Esto tiene una parte negativa que es la falta de seguridad y eficacia, a la hora de implementar terapeúticas. La parte positiva es que acumular hipótesis es en definitiva pensar. Esa actividad intelectual nos va a llevar, tarde o temprano, al encuentro de soluciones.