jueves, 29 de septiembre de 2011

Los humanos creemos saber más que la naturaleza

El pensamiento delirante que caracteriza inclusive a personas muy prestigiosas de nuestra especie, es el que nos hace pensar que los humanos deberíamos participar en un reparto más equitativo de riquezas naturales y económicas.

Dicen que el cosmos es más antiguo que el ser humano y yo lo creo.

También dicen que la naturaleza contiene al ser humano, que el ser humano no contiene a la naturaleza y yo lo creo.

Nuestro cerebro puede comprender y hasta aceptar que la naturaleza es más antigua y más grande que nuestra especie, pero nuestro cerebro también puede hacer otro recorrido para terminar concluyendo que todo los hizo Dios y que Dios nos tiene a los humanos como sus creaturas preferidas.

Esta última idea es la que nos permite suponer que si no somos los más antiguos ni los más grandes, al menos somos los más importantes.

Razonando de esta forma, personas muy respetables por su sabiduría, linaje y honorabilidad, realmente nos hacen dudar sobre quiénes somos (los humanos) en realidad.

Si pudiéramos apegarnos a una percepción fríamente objetiva, tendríamos que aceptar que no existe ningún ser superior y que Dios es una figura mitológica que nos alegra la existencia.

Alejados de este ser superior, terminamos pensando que todos los seres vivos nacen con diferencias vitales (fortaleza, longevidad, inteligencia) y por lo tanto el reparto injusto de la riqueza tiene un origen anterior, esto es, el reparto injusto de condiciones biológicas (cuerpo más o menos perfecto).

Las molestias provocadas por la distribución de la riqueza material surgen porque los humanos pretendemos perfeccionar nada menos que la naturaleza que nos incluye, nos contiene y nos determina.

En suma: Es nuestra desproporcionada arrogancia la que nos hace pensar que deberíamos recibir de la naturaleza y de la sociedad, similares cantidades de recursos.

Artículo vinculado:

Lo que la naturaleza no da, nadie lo presta

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9 comentarios:

Evaristo dijo...

La injusticia más grande, flagrante, violenta, cruel, dolorosa, indignante, ES LA PRIMERA. Me refiero a lo que ud hace alusión, las diferencias con las que nacemos, las diferencias biológicas o biopsicológicas. Después a esas se le agregan las económico-sociales, pero ya la cosa venía mal de pique.
Y con eso qué?
Ud está poniendo a la naturaleza en el lugar de dios. Le parece mal subordinarse a un dios, pero le parece bien subordinarse a la naturaleza.
Si estuviera a su alcance predecir un tsunami; se sometería a él o lucharía evacuando la ciudad?
Si una operación pudiese prolongar su vida; se sometería a ella o dejaría que la naturaleza decida?

Gabriela dijo...

No se preocupe, por más que intentemos mejorar las condiciones naturales: llevar agua al desierto, o calefaccionar los hogares de los países fríos; enseñarle a leer a un disléxico o medicar a un psicótico para mitigar su sufrimiento cuando delira... a pesar de todo lo que se pueda hacer, la justicia es un camino. Ni nuestros tataranietos disfrutarán sustanciales diferencias. Así que si ud, necesita defender la injusticia por algún extraño motivo que no me interesa descifrar, puede vivir cómodo y tranquilo lo que le quede de vida, porque los que pensamos distinto no somos tan buenos como para lograr cambios perceptibles. Pero eso sí, algo, por chiquito que sea, tratamos de hacer. Alentamos a favor. No alentamos en contra.

Elbio dijo...

La cultura parece que nos ha servido para sobrevivir. Como ud ha dicho en otras ocasiones: un potrillo se pone de pie al poco tiempo de nacer y a las cinco horas ya camina. A nosotros nos lleva un año. Por eso buscar la justicia es una de nuestras tácticas de supervivencia.

Gonza dijo...

Por un lado buscamos perfeccionar la naturaleza y por el otro la hacemos mierda.

Eladia dijo...

Pensar e incidir sobre la realidad, parece que es arrogante...

Anónimo dijo...

Nací sin brazos. Eso hoy por hoy es algo que los humanos no podemos modificar. Ningún médico ha prometido hacerme crecer los brazos.
Pero hay prótesis, y cada vez son más buenas. Los que acceden a las mejores, son los que pueden pagarlas. Hay algo que yo puedo hacer, y de hecho lo estoy haciendo: puedo juntarme con gente que tiene problemas similares y abocarme a conseguir prótesis para los que no pueden pagarlas.
No me parece que eso sea arrogante. Es hacer un buen uso del poder que tengo; aunque me falten brazos.

Ernesto dijo...

Está claro. No sé para qué gastamos tanto en organizaciones y gobiernos. La naturaleza nos hizo violentos. Es arrogante ponerle límites a esa violencia.
La naturaleza nos va poniendo viejos; es arrogante pretender un trato justo para los viejos. Ya no pueden salir a cazar su tajada, ni siquiera se acuerdan de cómo se sacaba la plata del cajero. Quizás algún jovencito con mucho instinto vital, le aceste un buen golpe en la cabeza y le saque la guita. Sería una muerte rápida e indolora. Para que bajar la edad de imputabilidad: inimputabilidad pa todo el mundo. Qué. Acaso la naturaleza es segura? La selva, la sabana, el desierto... dónde se siente ud seguro?

Tiago dijo...

Las "molestias" provocadas por la distribución de la riqueza material, se olvidan con el fóbal y el vino.
Por un rato, eso sí, por un rato.

Elena dijo...

Algunos dicen cualquier disparate en el afán de que alguien los recuerde por disparatados.

Aunque ayudemos a otros a pensar, aunque seamos trabajadores y consecuentes, disciplinados, complejos, inteligentes, bárbaros e idiotas. A pesar de todo un día nos vamos a morir y otro nos van a olvidar.