lunes, 10 de octubre de 2011

Delitos para saldar una culpa

Si alguien piensa que la muerte biológica es una condena a muerte por un delito que no cometió, tratará de cometerlo para justificar la «condena».

En otros artículos (1) he comentado que es normal sentirnos angustiados porque este malestar es propio de estar vivos, pero que nuestra mente suele interpretarlo como una culpa para lo cual tenemos que salir a buscar un delito (imaginario) que justifique dicha mortificación.

De esos artículos surge que es muy probable que alguien cometa una falta que no pensaba cometer simplemente porque necesita darle una explicación razonable al misterioso sentimiento de culpa que no es otra cosa que angustia existencial.

Pensémoslo con un ejemplo similar:

Alguien recibe un cheque obsequio por valor de 1.000 que podrá ser gastado en un determinado centro comercial.

Es razonable que el beneficiario piense cuál podría ser la mejor forma de gastarlo, sobre todo porque ese regalo sólo es utilizable si se gasta y no puede ser ahorrado ni tampoco gastado fuera del centro comercial que lo emitió.

Hasta podría gastarlo en algo que no necesita.

Ahora pensemos esto al revés: si alguien cree que es culpable porque ya tiene asignado un castigo que se ejecutará inevitablemente (la muerte biológica), parecería ser que ese futuro fallecido tiene una deuda con la sociedad que esta se la cobrará en algún momento.

Es la sociedad la que tiene un cheque obsequio por valor de su vida. Como se dice de cualquier infractor, este tiene una deuda con la sociedad, pero como nunca cometió ningún delito, querrá cometerlo sólo para que la condena se justifique.

En otras palabras, si es que lo van a matar (muerte biológica), entonces cometerá faltas que justifiquen esa pena capital.

En esta lógica el sujeto podría enfrascarse en una carrera delictiva cuyos resultados económicos son casi siempre negativos.

(1) Los delitos que alivian

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10 comentarios:

Filisbino dijo...

Una vez que hemos internalizado la cultura, y si contamos con una estructura psíquica neurótica, sentimos culpa cuando tenemos conductas antisociales o cometemos actos que van en contra de nuestros principios morales. Pienso que podría suceder en algunos casos, que no alcance el arrepentimiento y la posibilidad de reparar, dentro de lo posible el daño causado. Quizás algunas personas sólo lograrán sentirse en paz, después de cumplir una pena, como puede ser permanecer encarcelados.

Evaristo dijo...

La carrera delictiva puede perpetuarse luego de que se han constatado los beneficios de estar encarcelados. Para algunas personas que han tenido una vida muy dura, no es poca cosa contar con un techo seguro y comida todos los días. A esto se agrega un grupo de pertenencia que ayuda a conformar una identidad y un estilo de vida.

Lautaro dijo...

Es clarísima la injusticia que significa pagar el daño hecho por otros. Es insólito que existan personas que se apegan al sentido literal del mito de Adán y Eva, creyéndo realmente que debemos pagar la desobediencia cometida por ellos. Puede ser que impregnados por la cultura cristiana, haya quienes sientan, de forma difusa, que hay una deuda a pagar, y hagan todo lo posible por saldarla.

Natalia dijo...

Hay que portarse muy mal desde chiquitos, así la condena a muerte no nos parece tan traída de los pelos.

Anónimo dijo...

Sigo soñando con el robo perfecto.

Camilo dijo...

La muerte es inevitable y por tanto hay que aceptarla. Pero eso no quiere decir que no me parezca un defecto de la creación. Aunque no dejo de ver lo maravilloso que es el milagro de la vida, su diversidad, complejidad, la adaptación increíble de las distintas especies para sobrevivir. Así y todo, por qué no pedir más. Podemos desaparecer a la brevedad, y también puede ser que como especie duremos miles de millones de años. A ciencia cierta no sabemos a donde nos puede llevar la evolución.

Marta dijo...

Cualquier cosa antes que una condena injustificada. Incluso perder la libertad antes que aceptar la injusticia.
Medio raro, pero en algunos casos podría ser.

Yoel dijo...

De pronto de niños, ante castigos que considerábamos inentendibles, aprendimos a justificarlos. Sobre todo si quienes imponían el castigo eran nuestros padres. A nuestros ojos en esas ocasiones eran tan malos, que necesitamos explicar sus acciones, porque aceptar que uno tiene padres crueles no es para cualquiera. Así que después puede quedar instalado ese mecanismo y seguir aplicándolo de adultos, pretendiendo cometer delitos que continúen justificando la maldad que a veces parece tener esta sociedad injusta, hacia nosotros.

Elbio dijo...

Pensar que la muerte es una condena por un delito no cometido, provocará rebeldía, la cual puede canalizarse a través de conductas antisociales.

Verónica dijo...

Si hablamos de muerte biológica, damos por supuesto que tenemos un cuerpo y algo más, algo que no moriría.
Al menos por ahora, no comparto esa postura.