jueves, 17 de noviembre de 2011

El libre albedrío nos paraliza

La creencia casi universal en el libre albedrío, produce (supuestos) culpables e impide democratizar la riqueza.

En mi búsqueda de las causas de la pobreza patológica (definida como aquella pobreza material que no es elegida deliberadamente por quien la padece sino que le es impuestas por las circunstancias que el «pobre» desearía evitar), parto de la premisa de que todo lo que se ha hecho hasta ahora ha sido inútil, sin descartar que pudo haber sido contraproducente.

No han dado resultado las teorías económicas, las teorías filosóficas, la sociología, los regímenes capitalistas o comunistas, las democracias, las dictaduras. En todos ellos han habido pobres y ricos, siempre hubo un desigual reparto de los bienes colectivos.

Es probable que hayan contribuido a conservar el injusto reparto la creencia en Dios, en la vida después de la muerte, en la glorificación ética de la pobreza. También son contraproducentes el odio a los ricos y el desprecio de los pobres.

En ambos párrafos precedentes, tan sólo describo algunas ideas a modo de ejemplo.

Un factor que me parece nefasto para la injusta distribución de la riqueza tiene que ver con la idea del libre albedrío.

Suponer que somos responsables de lo que hacemos y nos ocurre, termina dándole más fuerza a los fuertes y menos poder a los débiles, porque fácilmente podemos asegurar y repetir hasta convertirlo en verdad, que «los pobres son pobres porque quieren, porque son vagos e irresponsables», mientras que los ricos tienen bienestar porque «son trabajadores, inteligentes y responsables».

Con el determinismo nos quedamos sin culpables y sin víctimas para poder encontrar formas de que la suerte nos llegue a todos de forma similar y con ella, la riqueza que se le asocia.

Tenemos un mal reparto de la suerte (oportunidades) porque sólo buscamos (y encontramos) culpables y víctimas.

Artículo vinculado:

Con menos acusaciones hay menos violencia

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10 comentarios:

Anónimo dijo...

Discurso obsecuente con la libertades según el estatus económico. El hijo del pobre debe ser pobre esta determinado, ha menos que sea un caso excepcional al estilo medieval. Claro pero la realidad te contradice por lo que no hay que juzgar ni mirar las concernencias o victimas del sistema. Pero es inevitable el ser humano con el paso del tiempo va rompiendo las cadenas, liberándose, creciendo como especie. Poco le queda a la cadena del dinero para ser rota.

Gabriela dijo...

Pienso que la cadena del dinero va a ser rota, pero creo que aún falta mucho.

Diana dijo...

Siempre va a haber un mal reparto de la suerte. Cómo haríamos para que el reparto de la suerte fuera equitativo? No sería posible siquiera para los clones. Hasta los clones son diferentes porque la genética no lo es todo en esta vida.
Entonces qué hacemos?
No sé.

Hugo dijo...

Si fuera posible, estaría bueno que la persona que puso el primer comentario, explicara su pensar de una manera más sencilla.

Filisbino dijo...

Por creer en la fuerza de la voluntad, con tanta pasión (porque no estoy queriendo decir que la fuerza de la voluntad no exista), nos embroncamos con nuestros amigos y familiares. Muchas veces pensamos que no hacen lo que nosotros esperaríamos porque son haraganes o están de vivos. (que tampoco digo que eso no exista). Creo que por lo general todos hacemos lo mejor que podemos porque nos interesa y nos sirve llevarnos bien con la gente, simplemente por eso.

López dijo...

En qué quedamos? Existe la fuerza de la voluntad o no existe? Hay vivos y haraganes o no los hay? Sin pensar en nadie más que en mí mismo, recuerdo momentos de mi vida en los que he puesto mucha fuerza de voluntad para salir adelante, así como recuerdo otros en los que me dejé estar y permití que otros hicieran por mí. Yo sé que a veces la gente no puede porque está deprimida o porque está mal comida, o no sabe como hacer las cosas. Y eso es algo que no se elige, son cosas que te pasan. Pero cuando estás de vivo, en general te das cuenta.

Alicia dijo...

Lo que a mí me parece, López, es que cuando uno está de vivo, aunque se de cuenta, hace eso porque no puede en ese momento hacer otra cosa. Las causas pueden ser muchas. De pronto el tío que admira tiene ese estilo de comportamiento, o capaz que está desbordado y no lo quiere admitir ante sí mismo, o le parece que de esa manera les demuestra a los demás que no es tonto... yo que sé, tantas cosas. Y lo mismo con la fuerza de voluntad, podemos incorporarla o no como un valor, podemos estar en condiciones de fortaleza como para ejercerla, o no; quizás no tuvimos a nadie que nos sirviera de ejemplo en eso de ser voluntarioso, o consideramos que no vale la pena aplicarle fuerza de voluntad a determinada tarea, o estamos de vuelta de todo... También, acá encontramos muchas explicaciones. Estas explicaciones no tienen la intención de promover conductas que en definitiva nos perjudican. Lo que intento es demostrar que el libre albedrío, tal como plantea Fernando, es una ilusión que nos sirve porque nos hace sentir más fuertes, pero no es más que eso, una ilusión, a partir de la cual creemos que somos capaces de dirigir nuestra vida. Y en realidad no es así.

Gloria dijo...

Claro! si creemos que somos responsables de lo que hacemos, estaremos felicitando siempre al que le va bien. Entonces lo reforzamos, porque sabe que así es querido y admirado. Es decir, asume el rol. Lo mismo el desgraciado; por ej. el jóven ni-ni (que ni trabaja, ni estudia). Qué hace este jóven para no sentirse un inservible? Transforma la desventaja en orgullo. (Estoy hablando de una posibilidad). Entonces se siente un campeón porque hace la suya y vive de arriba. Encuentra un rol, y en la medida que encuentra un rol social, posiblemente le cueste abandonarlo.

Manuel dijo...

López y Gloria, yo que ustedes no me complicaría la cabeza. Este determinismo solo mira para atrás, no para adelante, da explicaciones a lo que ya pasó. Después que pasó la guerra todos somos generales... Fijate en los Contadores y otros especialistas, con todo lo que saben de Economía y no se convierten en ricos, las más de las veces solamente manejan el dinero de los demás. Mientras que las personas más ricas del planeta se atreven a tomar otras decisiones... Si eso no es "libre albedrío...!" O también podríamos cambiar el nombre y decir que los "librepensadores" pueden llegar más lejos... O los más "creativos" y "menos estructurados", por cierto.

Manuel dijo...

Quiero aclarar que me parecen brillantes los análisis "abrecabezaas" que hace el Licenciado.!!