domingo, 27 de noviembre de 2011

Todos nos proponemos ganar aunque en diferentes momentos

En la novela personal (vida imaginaria) jugamos para ganar. Algunos queremos ganar ahora y otros queremos ganar después.

Les comentaba en otro artículo (1) que los humanos nos construimos una novela donde somos protagonistas y cuyo desenlace nos permite «saber» qué nos ocurrirá.

Con este guión cinematográfico, podemos calmar el dolor de la incertidumbre.

Para que usted conozca cuál es su historia-novela-guión cinematográfico, piense en cómo se imagina que son las cosas, cómo son los otros personajes (padres, hermanos, amigos, cónyuge), cuál es el criterio de justicia, qué piensa de usted su gobernante (rey, presidente, Dios).

Millones de personas tienen una novela similar a la siguiente:

Se imaginan integrantes de una gran familia, con un padre inmensamente justo, poderoso, observador, que sabe cómo premiar y castigar a sus hijos.

Como habrá adivinado, estoy diciendo que en millones de personas la figura paterna de sus novelas, es Dios.

Quienes viven como protagonistas de una novela de este perfil literario, suelen imaginar que papá-Dios premia a los hijos más generosos, buenos, pacíficos, disciplinados. En suma, ama y premia a los hijos más obedientes, solidarios, trabajadores, que se conforman con muy pocos bienes materiales, que no compiten con sus hermanos y que no son dados a las diversiones, excesos y mucho menos, a la avaricia.

Quienes viven como protagonistas de una novela así, eluden las oportunidades porque «algún otro hermano las necesitará más que yo», nunca pelearán por posesiones materiales, ayudarán a los demás y tendrán un gran temor de disfrutar porque suponen que el placer será mal visto por papá-Dios y muy probablemente también tengan el temor a que el goce pueda ser tan grande (explosivo), que los desintegre físicamente (1).

Estos «hijos», son pobres y su estrategia consiste en ganar más que todos sus hermanos cuando papá-Dios los evalúe.

(1) Nuestra novela y nuestro protagonismo

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9 comentarios:

Danilo dijo...

Ah no! A mi me gusta ganar sobre seguro. Esas promesas post-mortem no me inspiran ninguna confianza.

Osvaldo dijo...

Mi padre era bastante farandulero... por eso mi Tata-Dios premia a los más fiesteros.

Daniela dijo...

Los que apuestan a la evaluación de Papá-Dios, son mucho más ambiciosos. No se conforman con un buen pasar, noooo, del Paraíso o la reencarnación no se te bajan.

Luján dijo...

Lo que no entiendo es por qué a Dios no le gustan los hijos divertidos.

Laura dijo...

Algunos son perdedores en su novela personal, porque en el fondo sienten que así serán más queridos.

Morgana dijo...

A los pintores que se especializan en melodrama, habría que confiscarles los pinceles.

Estela dijo...

En Gran Hermano muchos no juegan para ganar, "juegan para vivir la experiencia".

Adriana dijo...

Hay algún problema en querer ganar ahora y después? No sé, digo, porque soy muy competitiva.

Yoel dijo...

En mi novela no hay reyes ni gobernantes, todas las decisiones se toman en equipo, y es un quilombo bárbaro...