martes, 6 de diciembre de 2011

El fútbol también simboliza el robo

El fútbol simboliza el apoderamiento de un objeto deseado (la pelota) y sólo permite sublimar el deseo de robo entre quienes son capaces de simbolizar.

La «propiedad privada» es una imposición cultural opuesta a nuestros instintos.

Como he sugerido en otros artículos (1), la transgresión a la propiedad privada genera:

— malestar entre las víctimas;

— ambivalencia («Me disgusta pero siempre existió») entre los observadores que aún no fueron perjudicados;

— dolores de cabeza en los jerarcas que prometieron «terminar con el flagelo de la delincuencia»;

— apasionamiento entre quienes luchan por mejorar la distribución de la riqueza al estilo Robin Hood (2);

— fuentes de trabajo entre quienes venden promesas de seguridad en forma de «guardia permanente», enrejados, alarmas.

También he sugerido que un individuo con la función simbólica subdesarrollada (3) (escaso lenguaje, pobre interpretación del entorno, dependencia de los prejuicios), tiene también subdesarrollada la relación causa-efecto. Me explicaré:

— el fútbol es un deporte apasionante para millones de personas;

— el juego representa, teatraliza, simboliza varios sentimientos, fantasías y deseos inconscientes (4);

— los mejores jugadores de fútbol son aquellos capaces de apoderarse y no perder una pelota que representa (simboliza) «el objeto deseado», «la riqueza», «la vida»;

— los fanáticos del juego concurren, se emocionan, aplauden a esos jugadores que con destreza física, fuerza, audacia, creatividad, atrevimiento, desprecio por los contrarios, se apoderan del objeto deseado (la pelota) para introducirla justamente donde esos contrarios no quieren: en su propio arco.

Quienes tienen desarrollada la capacidad simbólica, calman su deseo de apoderamiento tan sólo disfrutando del espectáculo deportivo que lo teatraliza, lo representa, lo simboliza.

Quienes no tienen desarrollada la capacidad simbólica, no calman el deseo de apoderamiento porque no lo subliman con esta metáfora deportiva. Sólo calman el deseo de apoderamiento robando, comprando objetos robados, venerando a Robin Hood, evadiendo impuestos, ignorando los actos vandálicos.

Nota: «Sublimar» significa satisfacer un deseo prohibido con acciones permitidas, por ejemplo, canalizar los impulsos agresivos practicando boxeo.

(1) Envidiamos a los ladrones

Sanciones económicas para delitos económicos

(2) Robin Hood, presidente

El robo y las ideologías de izquierda

(3) Hijos que enriquecen e hijos que empobrecen

La ignorancia impide percibir

(4) Los insultos sexuales alivian frustraciones

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8 comentarios:

Macarena dijo...

Quisiera estar bien segura de que la propiedad privada es realmente una imposición cultural opuesta a nuestros instintos. Me cuesta pensarlo de ese modo porque veo en la naturaleza que todos los animales defienden su territorio.

Ernesto dijo...

Si la defensa de la propiedad privada fuera sólo una cuestión cultural - y más aún, contraria a nuestros instintos - haría tiempo ya que habríamos socializado los medios de producción.

Norton dijo...

Claramente es así, el fútbol permite simbolizar el deseo de robar. Se roba la pelota respetando ciertas reglas, sin usar armas y limitando la agresión física.
En todo caso cortamos para la salida.

Aldo dijo...

Lo que se opone a nuestros instintos es el respeto a la propiedad privada.

Lucas dijo...

La pelota entrando al arco contrario simboliza una violación.

Graciana dijo...

Yo sólo sublimo cuando gana mi equipo.

Lautaro dijo...

Cuando el deseo de apoderamiento no se sublima, el individuo roba. Otros comportamientos más complejos, como la evasión de impuestos, que pueden significarse como robos, no me parece que sean eficaces a la hora de calmar ese urgente deseo de apoderamiento. Repito, creo que sólo se calma yendo al robo simple y directo.

Mabel dijo...

Si hay una sola pelota y esta se disputa entre dos, ya partimos de la base de que no hay posibilidades de acordar el uso compartido del bien 'pelota'. Entonces se lucha por la pelota, manteniendo ciertos códigos para que no te cobren penal, por ej.
En la vida cotidiana nos pasa todo el tiempo lo mismo: son pocas las cosas que logramos compartir, tratamos de respetar las leyes, competimos, etc, etc.