sábado, 11 de febrero de 2012

La inflación como mentira del Estado - (Artículo Nº 1.461)

La inflación es una forma engañosa de aumentar la contribución de los ciudadanos al Estado.

«Ojos que no ven, corazón que no siente» dice un refrán y es cierto.

Cuando nos preocupamos por las mentiras, engaños, falsedades, que perjudican nuestra existencia, pensamos en quien perpetra la falta de sinceridad pero difícilmente observemos qué participación tuvo la víctima.

Tendemos a ser demasiado condescendientes con las víctimas y excesivamente severos con los victimarios.

En este, como en otros casos, las víctimas pueden ser provocadoras de la mentira que reciben.

Esto es así cuando el engañado, sin querer o voluntariamente, emite señales del tipo «No me digan nada que pueda molestarme».

Las veces que esto ocurre, debemos reconocer que es una injusticia llamar «mentiroso» a quien lo único que hace es no molestar a quien pide que le permitan ignorar las malas noticias. La deferencia, el cuidado, la precaución de no molestar a quien desea permanecer apartado de algunas novedades desagradables, termina incriminándolo por mendacidad, falsedad, disimulo, falacia.

Una de las mentiras más grandes y que nos afecta a todos los habitantes de un país es la devaluación silenciosa de la moneda local.

La inflación es una manera de quitarnos más dinero, de aumentar los impuestos, de exigirnos más esfuerzo para solventar los gastos del Estado.

Los gobernantes que incurren en esta deslealtad lo hacen porque su capacidad de liderazgo no es la suficiente como para lograr que los ciudadanos acepten vivir según la realidad: tienen que aumentar su contribución al Estado, este tiene gastos imprevistos, aumentó la carga salarial de sus funcionarios, no sabe administrar.

Para que los ciudadanos paguen lo que tienen que pagar, es preciso recurrir al refrán «Ojos que no ven, corazón que no siente». Todos verán afectada realmente su economía, pero al no darse cuenta, no se defenderán.

Artículos anteriores que refieren a «inflación» o «devaluación»:

Cuando una moneda se convierte en monedita

Panfleto en no mayor

El burlador burlado

●●●

9 comentarios:

Mariana dijo...

Los que saben de economía dicen que lo que sucede en una parte del planeta, repercute (con mayor o menor intensidad)en las demás, por lo que me imagino que ningún país puede mantenerse estable. Dado que las crisis siguen siendo inevitables, gobernantes y gobernados deberíamos ser capaces de escuchar las malas noticias.

Hugo dijo...

Muchas veces te quieren hacer creer que es por la crisis global, lo que se debe a la mala administración.

Tatiana dijo...

O sea que vivir en un país caro es vivir en un país mal gobernado.

Laura dijo...

Hasta los países que están más cercanos a autosustentarse, debido a su producción agrícola e industrial abundante y variada, hasta ellos sufren devaluación.

Sebastián dijo...

Bien decía Freud que el arte de gobernar es una profesión imposible!!

Estela dijo...

Todo el mundo percibe la inflación porque se ve reflejada en el aumento de precios; es inocultable.

Marcos dijo...

La mayoría de los ciudadanos siempre están ávidos por criticar a su gobierno. No creo que no se quiera saber. Cuando no sabemos igual inventamos, con tal de quejarnos y protestar.

Luis dijo...

Como tengo la suerte de vivir en un país donde, si bien existe la corrupción, esta no llega a niveles alarmantes, me siento bien dispuesto a pagar impuestos, cuando son justos, cuando paga más el que tiene más.

Efraín dijo...

Imposible ver la realidad si se es un fanático del partido político que se votó. No se puede vivir la política como un deporte.