lunes, 6 de febrero de 2012

La pobreza como proveedora infalible - (Artículo Nº 1.456)

Que sea difícil de creer es parte de una estrategia natural para que busquemos dosis de dolor necesarias para perpetuar el «fenómeno vida».

No estar enterado de algo puede tener varias causas. Por ejemplo:

— la consecuencia de una falta de oportunidad para acceder a la fuente del conocimiento; o

— la consecuencia de una falta de interés por el asunto que ignoramos; o

— la consecuencia de una estrategia. En este caso, la ignorancia es una acción positiva, enérgica, deliberada.

El verbo «deshacer» significa la acción de romper, desarmar, destruir. El mismo verbo «desarmar» significa la acción contraria a armar. Por eso el verbo «desconocer» no significa solamente «ignorar» como suele interpretarse sino más bien «la acción deliberada de quitar de nuestra mente un saber, un recuerdo, una información».

En psicoanálisis hacemos especial hincapié en el «desconocimiento» pues parte de nuestros problemas está en que no nos escuchamos. El psicoanalista tiene como una de sus tareas señalarle al paciente qué está diciendo sin darse cuenta.

Cuando esto ocurre el paciente suele sorprenderse: «¿Yo dije eso?»

La sorpresa en el caso del desconocimiento está en que el paciente cree que jamás se opondría conscientemente a saber mucho, a estar bien informado, a conocerse profundamente.

En otro artículo (1) les comento que los humanos buscamos el dolor tanto como los alimentos y agrego ahora, como el abrigo, el amor, el placer, el descanso, la seguridad.

Algunas posibles explicaciones de este paradójico fenómeno son, por ejemplo:

— nuestro cerebro reclama múltiples excitaciones para funcionar bien;

— el dolor realza el placer por contraste;

— la naturaleza se vale del dolor para estimular el «fenómeno vida» (2);

— el dolor nos aporta sensaciones de estar vivos, muy sutiles, pero apreciables.

Hipótesis: Para obtener esa dosis saludable de dolor, algunos recurren a la pobreza como proveedora infalible.

(1) Necesitamos dolor y alimentos

(2) El «fenómeno vida» está ampliamente desarrollado en el Blog Vivir duele 

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11 comentarios:

Pedro Bancarrota dijo...

Ni Ud. sabe cuánta verdad hay en sus palabras !!!!

Hugo dijo...

Es difícil determinar cuál es esa dosis saludable de dolor. Lo que imaginemos algunos será excesivo y lo que imaginen otros escaso. ¿Cada uno responde ante una dosis particular? Es probable que sí, y no quisiera ser de los que precisan una dosis grande.

Manuel dijo...

El asunto sería recurrir a otras fuentes de dolor, distintas de la pobreza, buscar otros estímulos. Me imagino que si el inconsciente escogió la pobreza, será difícil ir or otra opción.

Ernesto dijo...

En general la pobreza es un estado en el que se nace o al que se llega y del que se quiere salir, porque la dosis de dolor que aporta está por encima de lo permitido.

Margarita dijo...

Entiendo que Fernando se refiere a la pobreza sin razón. Personas que podrían estar muy bien económicamente y sin embargo pasan necesidades. Situaciones difíciles de explicar, dado que a esas personas no les han faltado oportunidades ni capacidad.

Raúl dijo...

Una de las particularidades que tiene el dolor es que concentra nuestra atención, o sea que necesariamente desvía nuestra atención de otros asuntos. Por ahí puede venir la jugarreta inconsciente.

Daniela dijo...

Si recurrimos al dolor para sentirnos vivos, es porque ya no podemos sentirnos alegres.

Andrés dijo...

Puede que busquemos sensaciones fuertes porque el acostumbramiento diluye el disfrute. Probocar esa sensación fuerte a través del dolor puede esta más a nuestro alcance que probocarla a través del placer o la alegría.

Bruno dijo...

Los estímulos y las presiones que nos llevan a actuar de manera más rápida, son los que provienen del dolor. Luego están las costumbres, lo que incorporamos de manera automática, y por último el deber ser, las imposiciones que parten de la moral.

Mirna dijo...

Ojo! La pobreza también provoca acostumbramiento.
La mayoría de las veces la pobreza es un estado, no una coyuntura.

Diana dijo...

Lo que dice Mirna me lleva a ¨valorar¨ el fenómeno de la delincuencia (cuando es llevado adelante por personas que viven en un entorno de pobreza). El lado positivo del que roba siendo pobre, es que no se ha acostumbrado ni ha aceptado la condición de pobre. Esas ganas de tener dinero son el motor que -usado de otra manera- puede ayudarlo a salir de la pobreza. Pero deberíamos tener en cuenta lo siguiente: salir de la pobreza es más difícil que escalar dentro de la clase media. Cuando ya estamos incluídos en el sistema es todo más fácil, y pensemos que aún así, cuánto nos cuesta!!