jueves, 9 de febrero de 2012

Las tarjetas de crédito simulan ser dinero limpio - (Artículo Nº 1.459)

El dinero es valorado hipócritamente por la mayoría de nosotros. Las tarjetas de crédito intentan «vendernos» «dinero limpio».

Para que un hecho se convierta en noticia debe ser raro, insólito, sorprendente, trágico, inesperado.

— El más clásico es el que dice «Un hombre mordió a un perro»;

— Otro que acabo de inventar podría decir: «Un ladrón, varias veces reincidente, devolvió un paquete con cien mil dólares a quienes lo habían extraviado».

— Otro muy famoso, dice «Hay cosas que el dinero no puede comprar».

Precisamente esta «noticia» se convirtió en una frase con la que intenta identificarse la tarjeta de crédito MasterCard.

La frase completa expresa: «Hay cosas que el dinero no puede comprar, para todo lo demás existe MasterCard».

La idea es aportarle glamur, santidad, amor a esa parte tan ambivalente de nuestra psiquis cuando piensa en el dinero.

— Un joven participa con entusiasmo en la compra (con MasterCard) de objetos que necesitan sus padres para irse de viaje, porque él podrá disfrutar de algo que el dinero no paga: la libertad de usar la casa para divertirse con los amigos;

— Un señor utiliza la tarjeta para hacer varias compras vinculadas a su trabajo, pero al final del día obtiene lo que el dinero no puede comprar: divertirse con sus hijos saltando sobre una cama;

— Una voz en off nos va diciendo lo que una pareja de jóvenes compró con la tarjeta (lentes, canasta, calzado), pero la chica hace maravillas «impagables» con una pelota de fútbol que le llega accidentalmente.

A esta campaña publicitaria se la llama «Priceless» (sin precio – ver imagen).

Hipótesis: Quienes quieren vender una forma de dinero (plástico, de MasterCard), tratan de convencernos de que el dinero, culturalmente repelido, hipócritamente repudiado, teatralmente criticado, participa con fuerza en nuestros momentos felices, sobre todo cuando MasterCard limpia su mala imagen.

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8 comentarios:

Verónica Daza dijo...

Yo me pregunto si no correspondería que actuara la Liga de Defensa del Consumidor para controlar el abuso de las propagandas en lo referente a tarjetas (mágicas) y préstamos (impagables)

Javier dijo...

Creo que en esa campaña publicitaria se apela a la realidad: todo puedes pagarlo con la tarjeta, menos los momentos de felicidad. Busca generar simpatía a través del mensaje honesto. El mensaje subliminal viene por el lado de quienes usan la tarjeta, ahí se cae en le cliché, porque sigue dando resultado: gente linda en lugares lindos.

Estela dijo...

El mensaje que nos quieren vender es confiabilidad. Te dicen que confíes en ellos que no te doran la píldora.

Luis dijo...

Aunque en la publicidad no se vincula los momentos felices con algo que la tarjeta pueda comprar, de hecho, en la memoria del receptor quedan vinculados.

Marta dijo...

No veo qué tiene de insólita la afirmación de que hay cosas que el dinero no puede pagar.

Mariana dijo...

Se juega con el doble sentido, porque también es cierto que hay cosas que no las podemos pagar con dinero (en efectivo).

Raúl dijo...

Mi dinero siempre es limpio porque me lo gano con mi trabajo.

Roque dijo...

La sociedad de consumo es impensable sin tarjetas de crédito.