jueves, 8 de marzo de 2012

La asociación entre el dinero y el deseo

La publicidad genera ganancias máximas porque quien más desea más puede pagar.

Les contaré una historia de vida de tres europeos que decidieron emigrar a América del Sur hace años.

Primero vinieron dos hermanos y de a poco empezaron a vender artículos que ellos fabricaban en su país de origen. Uno vendía telas y el otro vendía artículos de bazar.

Tuvieron que aprender casi todo desde cero porque ellos sabían fabricar pero no vender.

Al poco tiempo descubrieron que es muy importante la necesidad y el deseo como fuentes de energía física e imaginación.

Recibían a cada cliente con alegría, entusiasmo, afecto y hasta agradecimiento. Negociaban con pasión y los clientes volvían a comprar porque eran bien atendidos y obtenían muy buenos precios.

Esto último se debía a que, para posibilitar la venta, casi siempre ofrecían alguna rebaja del precio tentadora para el cliente.

En algún momento los hermanos se dieron cuenta que el deseo de vender era la causa de que tuvieran que disminuir las ganancias al ofrecer esa rebaja de precios.

Fue entonces que decidieron estimular a los clientes recomendándoles el otro comercio: El vendedor de telas estimulaba a sus clientes para que compraran en el bazar del hermano y este hacía lo mismo.

Así lograban elevar el deseo de los compradores evitando que los comerciantes tuvieran que hacer rebajas de precio. Por esto aumentaron las ganancias de ambos hermanos.

Enterados que la persona deseante termina pagando más que la no deseante, llamaron al tercer hermano para que se viniera a trabajar con ellos.

A este nuevo inmigrante le asignaron la tarea de estimular el deseo de los clientes para ambos comercios.

Este trabajo «publicitario» generó ganancias que parcialmente compartieron con el tercer hermano.

Esta asociación entre el deseo y el dinero creó las Agencias de publicidad.

(Este es el Artículo Nº 1.487)

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10 comentarios:

Clarisa dijo...

No me gusta que otros se encarguen de manipularme los deseos.

Luis dijo...

El que quiere vender usa tu necesidad y tus deseos en su beneficio, no tendrá reparos si para lograrlo te perjudica.

Mª Eugenia dijo...

¿Esta historia sucedió de verdad?

Hugo dijo...

En mi vida diaria siempre intento evitar los gastos superfluos, por eso en lo posible trato de que no me creen falsas necesidades.

Martín dijo...

Estaría demás tener un hermano que se dedicara a generar deseos en mis amigas. Lo que no sé cómo compartiríamos las ganancias...

Lautaro dijo...

Parece que después se armó lío porque el tercer hermano generaba más clientes para el bazar, y el de las telas pensó que había un acuerdo secreto entre sus dos hermanos. El final fue muy triste, muertes, todo un drama, y el Nano Folle haciendo la crónica por el canal 10.

Paty dijo...

Yo compro más si me rebajan el precio, que si me encuentro con el precio bajo ya de primera.

Adriana dijo...

Mi caso es diferente, me recorro todo buscando la mejor relación precio/calidad, y no hay publicidad que me engañe... (por lo menos que yo me de cuenta).

Mariana dijo...

El que fabricaba artículos de bazar era dueño como de 100 fábricas diferentes, en cambio el de las telas sólo tenía una. Fue por eso que el otro hermano le mandaba más clientes al del bazar. Además el textil era infumable porque le habían agriado el carácter los obreros que vivían haciéndole huelgas( y eso con suerte, porque en los últimos tiempos lo que más hacían era romperle las máquinas).

Yoel dijo...

Al del bazar le iba mucho mejor, así que se le ocurrió abrir otra fábrica más: una fábrica de telas. Así nació el dumping.