miércoles, 21 de marzo de 2012

Somos anatomía funcionando

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Aceptar el carácter exclusivamente orgánico de nuestro ser permite darle otra explicación a las inhibiciones laborales.

La indolencia, pereza o flojera persistentes, convierten al individuo en una persona dependiente, mínimamente productiva y forzosamente parásita de otros.

Leído así, parece que estoy criticando a quienes no ganan lo que consumen, sin embargo sólo los estoy describiendo aunque, personalmente, procuro no ser parasitado por ninguno de ellos.

Si parto de la premisa de que somos exclusivamente orgánicos aunque con una parte importante de nuestro cuerpo que desconocemos y a la que llamamos psiquis, puedo pensar que esta conducta no productiva y parásita es un tipo de anatomía que funciona de esa manera.

Comparo entonces la ineptitud laboral con cualquier otro desperfecto anatómico o disfunción orgánica, tales como parálisis, ceguera, psicosis.

En esta concepción de cómo es nuestro cuerpo, es posible pensar que la información, la interpretación de la realidad y las destrezas forman parte inseparable de ese cuerpo anátomo-fisiológico.

Nuestros conocimientos y nuestras preferencias, participan en la organización de nuestro desempeño, tanto como nuestra vocación, fuerza muscular o resistencia a la fatiga.

Por ejemplo:

— Quien piense que las personas son todas familiares (por ser de la misma especie), tendrá dificultades para cobrarles dinero por su trabajo;

— Quien piense que todos los que le dan tareas para hacer deben amarlo tal como es, rechazará agresivamente («en defensa propia») a quien pretenda hacerlo cumplir un horario o una orden de trabajo;

— Quien no soporte que otros piensen diferente, tampoco aceptará que tengan intereses diferentes al propio, con lo cual la natural oposición de intereses de quien paga y de quien cobra constituirá un muro infranqueable para cualquier tipo de intercambio ganancioso.

En suma: concebir que somos exclusivamente orgánicos y funcionales, permite entender que las inhibiciones son en realidad desperfectos anatómicos y/o fisiológicos.

(Este es el Artículo Nº 1.500)

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11 comentarios:

Luciano dijo...

Claro, entender que somos un cuerpo, habilita la interpretación de explicaciones más productivas de las dificultades laborales. Deja de ser una cuestión de mala voluntad, para ser algo que vale la pena tratar de comprender para luego así intentar modificar.

Mª Eugenia dijo...

Cuando habla de indolencia, pereza y flojera persistentes, ¿está hablando de depresión?

Salvador dijo...

Es importante destacar que esa parte de nuestra anatomía, tan desconocida, es nuestro cerebro. Estamos avanzando pero todavía es muchísimo lo que se ignora sobre su funcionamiento. Por lo tanto también es bastante incierta la repercusión que tienen en él los psicofármacos. Tampoco sabemos muy bien cómo es que lo influencian las experiencias que vivimos, lo que aprendemos y lo que desaprendemos a causa de patologías o envejecimiento.

Osvaldo dijo...

La ineptitud laboral se castiga, en cambio una parálisis, ceguera o psicosis, a veces ameritan una subvención estatal. Habría que ir a las causas de la ineptitud, tanto para ayudar a la persona que la padece como para impedir que por negligencia perjudique a otros.

Ernesto dijo...

El ejemplo que pone cuando habla de los intereses diferentes, me parece poco claro. Cuando se nos debe todos tenemos interés de que se nos pague; del mismo modo, quien paga, siempre espera obtener el bien o servicio que ha solicitado. Lo que quiero decir es que estos no son intereses diferentes, son intereses compartidos por todos y que dependen del rol que estemos cumpliendo a cada momento.
En todo caso la oposición no es entre quien paga y quien cobra, sino entre compra fuerza de trabajo y entre quien la vende.

Laura dijo...

La cuestión es qué hacer con esos desperfectos anatómicos o fisiológicos. Qué hacer individualmente y qué hacer como sociedad.

Norton dijo...

Quién dijo que a los familiares no se les cobra!!

Irene dijo...

Ni siquiera los propios padres son capaces a veces, de amar tal como son a sus hijos.

Javier dijo...

Bueno, si vamos a discutir ese tema de aceptar al otro, tendríamos que empezar por ver la enorme dificultad que podemos tener para amarnos y aceptarnos a nosotros mismos.

Alberto dijo...

Algunas personas tienen más dificultad que otras para cobrar su dinero. Por eso lo poco que cobran tratan de hacerlo rendir todo lo que pueden. En esos casos muchas veces se benefician llevando un cocodrilo en el bolsillo.

Mª Eugenia dijo...

¿Por inhibición laboral se entiende vagancia?