jueves, 12 de abril de 2012

La celulitis como agente económico

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El enemigo número uno de la mujer es la celulitis pero gracias a esta particularidad femenina, la economía de mercado se conserva saludable.

En otro artículo (1) hacía mención a que las mujeres generan deseos. Si los deseos son un factor de energía, movilidad y acción, ellas funcionan como usinas eléctricas.

El capitalismo o economía de mercado funciona bien cuando las personas, constituidos en agentes económicos, consumimos más y más. La lógica de este modelo es no parar de trabajar en forma competitiva, poniendo todo el entusiasmo posible, para ganar mucho dinero que gastaremos en satisfacer necesidades y deseos, muchos de los cuales son definitivamente superficiales, imaginarios, artificiales.

Ese dinamismo que le da vida a una economía de mercado necesita la disconformidad patológica, enfermiza, exagerada.

Los ciudadanos que vivimos en este régimen, estamos alineados con él si estamos permanentemente insatisfechos, ansiosos, envidiando lo que se compró el vecino, despreciando cualquier cosa minutos después de haberla comprado.

Dentro de todo lo que tenemos para comprar se incluyen por supuesto los servicios: viajes, diversión, cuidados personales.

Las «usinas eléctricas humanas», las mujeres en su calidad de generadoras de deseos, deberán tener baja autoestima.

Ellas deben verse imperfectas, fuera de moda, poco atractivas, gordas, envejecidas, pobremente vestidas, con mal olor, con dientes amarillos y dedicar gran parte de la preocupación diaria, mensual y anual a la muy femenina celulitis.

Esta característica del sexo, sin la cual una mujer no es tan mujer, deseada por los transexuales que nacieron con el cuerpo equivocado, es imprescindible para el sistema capitalista.

La celulitis, por estar en el centro de la angustia, la mortificación y la baja autoestima nada menos que de las principales promotoras del dinamismo de la especie, es el humilde protagonista de una maquinara que no debe parar de consumir, trabajar, frustrarse, envidiar, angustiar, producir.

(1) Las mujeres generan deseos

(Este es el Artículo Nº 1.522)

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9 comentarios:

Estela dijo...

Los hombres, para nosotras, también son generadores de energía.

Luis dijo...

Por lo general las mujeres que más se preocupan por la celulitis son las que más dinero tienen: actrices, cantantes y famosas en general. Ahí la maquinaria de mercado funciona a la perfección, porque quienes más se angustian -ya que dependen de su imagen-, son las que tienen más dinero, y por lo tanto, más dinero gastan.

Matilde dijo...

Ay, Luis! Yo te diría que en mayor o menor medida, casi todas nos angustiamos.

Marcia dijo...

Yo no permito que una vanalidad como esa afecte mi autoestima. Mi belleza va por dentro. Y al que no lo guste, él se lo pierde.

Enrique dijo...

Mi forma de consumir siempre tiene presente al futuro. Sé que el futuro es sólo una promesa, pero no lo puedo evitar. Ahorro, pienso en mi jubilación y en mi vejez. No me parece que esté mal.

Sandra39 dijo...

Si el capitalismo funciona bien cuando consumimos mucho,(aún sin necesidad), entonces consumir poco sería anti-solidario, porque cuando el capitalismo funciona mal, los que más se perjudican son los pobres.
Mi conclusión es que el capitalismo nos lleva a contradicciones insalvables.

Susana dijo...

A veces sospecho que tengo una desconformidad enfermiza. En los momentos que tomo conciencia de todas las posibilidades que tengo, si me comparo con otras personas, entonces no me entiendo, no entiendo mi actitud.

Oriente dijo...

Lo que pasa, Susana, es que nuestros problemas siempre son los más grandes, porque son los nuestros. Además de nada sirve tener posibilidades objetivas, si no tenemos posibilidades subjetivas, me refiero, por ej, a cuando nos falta iniciativa, ganas, confianza de que podemos.

Laura dijo...

La idea de estarle haciendo el juego al capitalismo, sin darme cuenta, la verdad que me enerva.