viernes, 6 de abril de 2012

La ilegalidad del funcionamiento orgánico

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La violencia suele utilizarse para revertir (modificar, mejorar, curar) algunos funcionamientos orgánicos calificados como ilegales.

Me animo a decir que la humanidad

— aún no sabe todo sobre las células; aunque

— sabe un poco más que en la Edad Media.

De estos conocimientos que hemos adquirido trabajosamente, uno de ellos nos permite decir que una célula funciona de forma similar a como funciona la batería del teléfono móvil: tiene un período de actividad que luego decae por un tiempo hasta que el organismo al que está «conectada», la recarga.

Cuando digo «período de actividad», debería decir más bien «período de excitabilidad», es decir, período en el cual la célula reacciona ante los estímulos específicos, por ejemplo, el dolor que provoca en la piel un objeto punzante, provoca una reacción neuromuscular que nos impone el alejamiento del estímulo (objeto punzante).

Genéricamente, a ese período de «recarga» se le denomina «período refractario».

En otro artículo (1) hice mención a este fenómeno aludiendo fundamentalmente al origen estrictamente orgánico de nuestra constitución y temperamento, es decir que los seres humanos somos exclusivamente organismos biológicos, materiales y sin componentes inmateriales (espíritu).

Las células tienen un período de «refracción» y el cuerpo (todas las células simultáneamente) también lo tiene: pasamos horas, y hasta días, sin trabajar, sin fornicar, sin caminar.

El desgano, la apatía, la abulia, pueden considerarse formas de «refracción».

La creencia en

— que poseemos un espíritu omnipotente;
— que todo nuestro desempeño depende de la voluntad; y
— que, cuando la voluntad no revierte los períodos de «refracción» que provocan el desgano, estamos ante una persona culpable de su inactividad, que no pone la suficiente voluntad,

se desencadena la respuesta violenta de quienes se sienten con el derecho a exigir un mayor rendimiento (empleadores, educadores, familiares, jueces, carceleros, políticos).

La violencia intenta revertir una «refracción» calificada como ilegal.

(1) El dualismo cartesiano y la pobreza patológica

(Este es el Artículo Nº 1.516)

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10 comentarios:

Selva dijo...

Lo que más me recarga las pilas es el contacto con la naturaleza.

Arturo dijo...

A mí lo que me hace bien es estar con amigos.

Anónimo dijo...

Tengo unos períodos de recarga demasiado largos.
Ya no sé que hacer con mi vida.

Rita dijo...

Mis períodos de actividad son... como decirlo... demasiado eufóricos.

Daniel dijo...

Mi viejo se pasa días sin laburar, y cuando labura es insoportable.

Evaristo dijo...

La pereza está considerada un pecado capital. Así que no extraña que se reaccione con tanta violencia hacia las personas apáticas. Tenemos una mentalidad positivista y voluntarista. Un optimismo poco racional.
A pesar de que muchas personas salen perjudicadas con esta postura, aún sigue vigente.

Alicia dijo...

Cuando una persona sale adelante a pesar de las dificultades, suele decirse: ¨qué fuerza de espíritu!¨
Eso a lo que le llaman fuerza de espíritu, no es más que salud. Y la salud implica una amplia gama de recursos para la resiliencia.

Ingrid dijo...

A algunas personas les da resultado poner fuerza de voluntad. ¿Pero qué es la voluntad? No es algo que podamos fabricar de la nada. Es parte de nuestro funcionamiento corporal. Cuando una persona sale del período refractario, su química funciona distinto. No se trata de que esa sea una persona virtuosa que puso un esfuerzo enorme para salir adelante. El esfuerzo lo hizo, sí, pero porque podía. Y ese poder no depende de una elección personal.

Enrique dijo...

El síndrome de Riley-Day consiste en una insensibilidad congénita al dolor. Se producen estímulos que no generan exitabilidad celular.
A nadie se le ocurriría pensar que una persona así es insensible en el sentido moral, pero de hecho posee una falta de sensibilidad. Esto se puede entender fácilmente, pero la depresión no.

Gerardo dijo...

Me parece que la violencia no da buenos resultados para revertir el desgano. Además es un método inhumano, produce mucho sufrimiento.
Ya que nos preocupamos tanto por el sufrimiento animal, no olvidemos a nuestra especie.