martes, 15 de mayo de 2012

El sacrificio obligatorio





La conflictiva edípica puede dejarnos la creencia en que tenemos prohibido aceptar oportunidades que no sean sacrificadas.

— «Lo que vale cuesta»;

— «Todas las cosas en la vida exigen una cuota de dolor»;

— «Todo sacrificio tiene su recompensa».

En las múltiples acepciones que muestra el Diccionario de la Real Academia Española de la palabra «sacrificio» (1), encontramos las siguientes palabras claves:

Abnegación, amor, expiación, guerra, homenaje, matanza, ofrenda, peligro, vehemencia.

En forma más resumida, podemos decir que «sacrificio refiere a una entrega apasionada».

He estado publicando algunos artículos (2) con diversas reflexiones referidas a la prohibición del incesto y a los inconvenientes psicológicos que esta genera («conflictiva edípica»).

En resumen, cuando somos niños nuestro vínculo materno nos activa las sensaciones corporales asociándolas al placer (calmar el hambre, acompañarnos, acariciarnos). Estos comienzos nos predisponen a que sea ella nuestro único objeto sexual (tanto para varones como para niñas), pero más o menos a los cinco años nos enteramos que ese gran amor es imposible.

La «conflictiva edípica» es una forma de «sacrificio». A la tierna edad de cinco años (aproximadamente) ingresamos al doloroso terreno de la frustración y tenemos que «sacrificarnos renunciando» a nuestro único y gran amor.

Por lo tanto aprendimos qué es el amor erótico con nuestra madre y aprendimos qué es el sacrificio también con nuestra madre, pues es ella quien de alguna manera se negó a tener hijos con nosotros (sus hijos o hijas).

Con estos antecedentes ingresamos a la sociedad. Si respetamos la prohibición del incesto, el colectivo (familia, amigos, compañeros de estudio), nos acepta. Este terrible sacrificio es el peaje que la sociedad nos cobra para aceptarnos.

Sería muy lógico que para muchas personas solo puedan existir beneficios padeciendo enormes sacrificios (como rezan los refranes del principio).

En suma: perdemos muchas oportunidades porque no son suficientemente sacrificadas.

 
 
 
 
(Este es el Artículo Nº 1.555)

 

8 comentarios:

Gabriela dijo...

En algún momento el amor nos exige sacrificios. El amor al dinero nos exige sacrificios; pero no siempre. Se puede ganar dinero disfrutando del método, por ej. trabajando en algo que nos gusta. Pero todo lo que nos gusta en algún momento requiere algún pequeño o gran sacrificio. El error está en pensar que SIEMPRE habremos de sacrificarnos para disfrutar.

Evangelina dijo...

El amor a nuestros semejantes exige sacrificio. El sacrificio de descentrarnos de nosotros mismos para considerar la necesidad del otro. Esos sacrificios nos brindan satisfacción y felicidad.

Leticia dijo...

Que la palabra sacrificio aluda a palabras casi opuestas como amor y guerra, me asombra.

Enrique dijo...

Puede ser Leticia, que el amor lleve a la guerra y que la guerra sea por amor. Si lo pensás hay infinidad de ejemplos.

Elena dijo...

La entrega apasionada me da miedo. ¿Qué pasa si me quedo sin el objeto de amor? Puedo dedicar la mayor parte de mi energía a hacer dinero y perderlo por una fatalidad de un día para el otro. Lo mismo me puede suceder si amo apasionadamente a una persona. ¿Cuánto dolor me generaría perderla? Mucho. Está claro que todos evitamos el dolor, pero quizás por evitarlo tanto, nos perdemos la posibilidad de ser profundamente felices.

Marcos dijo...

Yo no puedo evitar la entrega apasionada. Ya sean grandes o pequeños proyectos, siempre pongo toda la carne en el azador.

Estela dijo...

En las relaciones sexuales a veces frunzo el entrecejo en el momento de buscar el orgasmo. Relacioné esto con su planteamiento. Parecería que inconscientemente entiendo la búsqueda del placer, como un camino lleno de esfuerzos.

Laura dijo...

De niña funcioné en base al sacrificio y al voluntarismo. No me fue del todo mal, pero me llevó a adoptar posturas muy racionales. Creo que atrofié un poco mi instinto natural y mi inteligencia emocional.