jueves, 19 de julio de 2012

Causas de la desconfianza en asuntos de dinero



Mucha gente presupone una maliciosa intencionalidad cuando se ven afectadas por errores en temas de dinero (les pagan de menos o les cobran de más).

Les decía en un artículo (1) que, si bien es difícil armar un barco dentro de una botella, más difícil pero más importante es poder «construir una buena imagen nuestra dentro de la cabeza de quienes nos rodean».

Comentaba en otro artículo (2) la terrible injuria que padecen los hermanos mayores cuando se sienten salvajemente despojados de lo que creían tener, ante el nacimiento de un hermano.

Agregaba en este mismo artículo (2) que el hermano mayor se siente robado e invadido por el menor pero nadie se solidariza con su «desgracia» y hasta lo acusan de no querer al nuevo hermanito.

 Y ahora les comento una idea que combina a las ideas que acabo de mencionar.

Tenemos que tener muy en cuenta que muchas personas guardan un solapado rencor hacia la sociedad que las trató tan injustamente.

Aunque muchos han intentado olvidar estas peripecias, en el fondo tenemos que considerar que esas injusticias no se olvidan tan fácilmente.

Cada vez que intentamos generar una buena imagen en la mente de los demás tenemos que evitar cualquier acto nuestro que pueda «despertar» ese rencor precariamente «dormido».

Conviene saber que muchos adultos fueron «robados» y obligados a perdonar, tolerar y hacer exhibiciones de amor ante un hermano que desearían haber matado.

En el fondo de su memoria creen que la sociedad intentará nuevamente robarlos, desplazarlos, chantajearlos y obligarlos a perdonar y a amar al victimario.

Dicho de otro modo: una historia personal bastante frecuente entre quienes tienen hermanos menores los predispone a desconfiar de la honestidad ajena. Por esto tanta gente presupone una maliciosa intencionalidad cuando les pagan de menos o les cobran de más.


 
(Este es el Artículo Nº 1.615)

11 comentarios:

Irene dijo...

Probablemente quedó registrada en nuestro recuerdo la deshonestidad que tuvimos con nuestros hermanos. Muchas veces simulamos amarlos para no complicar las cosas, pero en realidad éramos deshonestos y lo sabíamos. Sabemos de nuestra prematura capacidad para ser deshonestos. ¿Cómo podríamos pensar que los demás carecen de esa capacidad? Somos desconfiados porque vemos a los otros como semejantes.

Gabriela dijo...

El nacimiento de un hermano dentro de la familia es como el nacimiento de un amante dentro de la pareja. Por suerte al amante no hay necesidad de incorporarlo a la vida familiar.
Las parejas que hacen un pacto de fidelidad mutua, dicen que cuando se descubre la existencia de un amante algo se rompe en la pareja. Se puede recuperar la confianza pero ya nada es como antes. Claro, nada es como antes. Antes eran dos y ahora a la historia de la pareja se incorporó un tercero. Se revive la dolorosa afrenta de la aparición de los hermanos. El hermano-amante reclama su lugar.

Lautaro dijo...

¿Cómo se siente el hermano menor? ¿Y el que no es ni menor ni mayor, el del medio? ¿El que es uno más entre ocho? Son todas situaciones diferentes, pero se puede sobrevivir.
Tanto el hijo único como el que tiene siete hermanas mujeres, probablemente apostarán a la honestidad, pero sabrán que no se puede poner las manos en el fuego.

Mª Eugenia dijo...

Dado que desde nuestra más tierna infancia nos han enseñado a perdonar y amar al victimario... ¿por qué esa educación ha dado tan poco resultado?

Hugo dijo...

Me gustan los números, las estadísticas. Por eso quisiera saber qué porcentaje de hermanos realmente se quieren, se respetan, se toleran, se estiman.

Olegario dijo...

Creo que es muy difícil, si no imposible, no despertar ¨ese rencor precariamente dormido¨. Uno percibe lo que puede percibir. Si anidamos desconfianza, vamos a desconfiar hasta del más santo de los santos.

Natalia dijo...

Estoy de acuerdo con Olegario. Además no podés ir por la vida todo el tiempo pendiente de parecer confiable. Eso es agotador. Gastar tanta energía en parecer no te permite ser.

Norton dijo...

Si uno se tiene confianza, se percibe a si mismo como una persona confiable, hay más probabilidades de que los otros te consideren confiable.

Damián dijo...

A la especie humana le resulta difícil generar confianza en los demás. ¿Le sucede lo mismo a otros mamíferos? ¿El sólo hecho de formar parte de la manada, del grupo, genera confianza? ¿Qué conducta tiene el macho alfa hacia sus posibles o futuros contrincantes?

Tiago dijo...

Pensando en lo del macho alfa, se me ocurre que el tipo debe ser desconfiado. Debe estar siempre alerta. O sea que la competencia, o la posibilidad de perder un lugar que se ha conquistado, genera desconfianza.

Facundo Negri dijo...

En medio de este mar de desconfianzas existe una buena noticia: efectivamente la sociedad intentará nuevamente robarnos, desplazarnos, chantajearnos, obligarnos a perdonar, amar al victimario. Es una buena noticia. No estamos imaginando nada.