martes, 3 de julio de 2012

La ansiedad que provoca elegir



Algunas personas sufren de ansiedad cuando no saben cómo elegir la mejor opción para satisfacer sus deseos.

La ansiedad es un estado de ánimo incómodo que puede convertirse en insoportable.

Por ejemplo, cuando un paciente espera el resultado de un diagnóstico médico, padece una actitud expectante que lo mantiene en estado de tensión angustiada por temor a padecer alguna enfermedad cuyo tratamiento o pronóstico sean preocupantes.

El Diccionario de la Real Academia Española (1), nos informa que ansiedad es
1. Estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo.
2. Angustia que suele acompañar a muchas enfermedades, en particular a ciertas neurosis, y que no permite sosiego a los enfermos.
Algo que puede provocarnos ansiedad es no saber qué deseamos.

Las necesidades son más claras y no están acompañadas de ansiedad: tenemos hambre y queremos comer; tenemos cansancio y queremos dormir.

La satisfacción de algunos deseos son particularmente ansiógenas porque pueden ser varias a la vez y eventualmente contradictorias.

Por ejemplo: deseamos ir a bailar y quedarnos a ver una película por televisión; deseamos estudiar abogacía y arquitectura simultáneamente; una cierta persona nos atrae pero le encontramos defectos insoportables.

Estos dos impulsos que se dirigen hacia lugares diferentes, nos provocan la sensación de que tendríamos que partirnos en dos para satisfacer ese deseo.

La ansiedad se presenta si nuestro deseo puede ser satisfecho con más de una opción y discriminar cuál es la más adecuada nos resulta particularmente difícil (o imposible).

Las molestias que nos provoca esta situación son las suficientes como para que busquemos evitarlas. Quien padece este tipo de ansiedad procurará evitar las posibilidades de tener que elegir.

La peor solución pero a su vez la más frecuente, popular y de fácil acceso consiste en conseguir dinero suficiente para satisfacer las necesidades imprescindibles e insuficiente para satisfacer algún deseo ansiógeno.


(Este es el Artículo Nº 1.600)

12 comentarios:

Olga dijo...

Si el dinero que poseemos es insuficiente para satisfacer algún deseo ansiógeno, podemos trancarnos y no encontrar satisfacción. También creo que podría suceder lo contrario. La ansiedad nos puede impulsar hacia la búsqueda de satisfacción y facilitar la elección entre dos deseos contrapuestos o contradictorios.

Mª Eugenia dijo...

¿Podría ocurrir que entre dos opciones, no haya una opción mejor?

Luis dijo...

Cuando el inconsciente nos oculta el deseo, puede que terminemos actuándolo. No podremos proyectarnos en un futuro ni construir el presente. Por ej, podemos evitar el presente mediante desmayos que nos saquen del aquí y ahora, a causa de una angustia masiva.

Silvana dijo...

Es curioso que la ansiedad nos lleve a ¨comernos las uñas¨. Esa especie de acto caníbal hacia nosotros mismos, podría estar diciendo: me como, me desaparezco, porque no puedo existir.

Lucas dijo...

Cierto que algunas ansiedades o angustias nos llevan a morder. Cuando era un pibe destrozaba los lápices y las lapiceras. Hasta las gomas de borrar me mordía. Era una cosa descontrolada, no podía evitarlo.

Yoel dijo...

Algunos estados de agitación pueden ser tan fuertes que nos llevan a perder el control de los impulsos. Podemos terminar agarrando una motosierra y hacer destrozos.

Enrique dijo...

A veces deseamos sin límites y otras veces parece que no deseamos nada. Algunas personas dicen que no les dan las horas del día para hacer todo lo que quisieran, otras sienten un aburrimiento fatal, no sienten deseos de nada. Pero ese no desear nada, supongo que oculta un montón de deseos desordenados y contradictorios.

Javier dijo...

¿Cómo es posible que una persona nos atraiga, si al mismo tiempo le encontramos defectos insoportables?
Quizás esos defectos que le vemos sean la barrera que nos ponemos a nosotros mismos para mantener a distancia el deseo por ella.

Clarisa dijo...

A veces el desorden es tan grande que no sentimos hambre. Necesitamos comer pero no podemos. O necesitamos dormir y tampoco podemos.

la gordis dijo...

Yo no tengo hambre pero necesito comer. Sé que no soy ninguna excepción.

Fernando Mieres dijo...

Cuando me siento pobre, me como las uñas para imaginar que soy "rico".

Gabriela dijo...

Ah! está buena esa interpretación, Fer.