martes, 14 de agosto de 2012

La espiritualidad y el dinero



La espiritualidad puede ser el desenlace de una fuerte represión sexual que alcanza inclusive a los cobros en dinero.

Aún reconociendo que más de la mitad de lo que se dice en Facebook es falso, son muchas las personas que parecen muy espirituales.

Aunque la espiritualidad tiene buena prensa, algunos sienten que esa es la forma de ser queribles, respetables, confiables.

Una persona que dice tener poco interés en lo material parece indicar que no nos robará, nos devolverá lo que le prestemos y que podremos invitarla a nuestra casa sin que se quede a vivir para siempre.

La genealogía (la cadena causas-efectos) de la espiritualidad suele ser el resultado de una represión a la sexualidad.

Quienes imaginen tener genitales peligrosos porque son capaces de provocar cosas tan horribles como un embarazo indeseado, una enfermedad venérea o un sometimiento vergonzoso hacia quien sea capaz de provocar placer, quienes imaginen todo esto, repito, tendrán una gran temor a cualquier señal erótica (miradas, gestos, piropos, roces).

Hace unos años comentaba (1) que el orgasmo es la remuneración que paga la naturaleza a quienes intentan conservar la especie mediante la actividad sexual.

El placer que sentimos en el acto sexual es suficiente para que lo hagamos impulsivamente, con el resultado a veces indeseado de gestar una nueva vida.

Quienes tienen asociado el placer sexual a situaciones siempre negativas, vergonzosas, perjudiciales, claramente lo evitarán. Muchas veces el cuerpo colabora con esa represión inconsciente provocando anestesia en los genitales, anorgasmia, eyaculación precoz, impotencia.

Es posible plantear como hipótesis que esa renuencia a disfrutar de la sexualidad, pueda ser también un rechazo a eso que nos «paga» la naturaleza por concepto de «conservación de la especie».

La espiritualidad puede ser el desenlace de una fuerte represión sexual que alcanza inclusive a los cobros en dinero.

 
(Este es el Artículo Nº 1.638)

12 comentarios:

Gabriela dijo...

Pongo tanto el cuerpo (entiéndase por lo tanto que va incluído el espíritu)en ganar mi dinero, que el trabajo me vuelve más espiritual.

Anónimo dijo...

Si reprimo el placer no es de extrañar que reprima el sexo y el deseo de tener dinero.

Tiago dijo...

En facebook uno muestra su mejor face. Si lo espiritual tiene buena prensa, lo espiritual pasará a formar parte de nuestra imagen pública.

Javier dijo...

Se puede ser materialista, trabajador y honrado. O sea querible.

Anónimo dijo...

Para decir verdad, me inspira más confianza un empleado católico que uno ateo.

Luján dijo...

Las personas muy espirituales son las mejores candidatas a instalarse en tu casa como si fuera la suya. Para ellos una casa no es más que cuatro paredes. Su verdadero hogar está en el corazón.

Lola dijo...

Sexualmente soy muy espiritual. Para mí hacer el amor es como viajar a un paraíso sinestésico.

Matilde dijo...

Me siento en deuda. Cobro la remuneración del orgasmo y no contribuyo con la especie.

Silvia dijo...

Creo que el espíritu crece cuando se siente emoción, alegría, tristeza, miedo, ternura. Supongo que todos los afectos humanos hacen crecer eso que llamamos espíritu. El odio también lo hace crecer. Quien odia con mucha intensidad tiene el espíritu fortalecido para realizar todo tipo de cosas, ya sea para darle expresión directa a ese odio a través de la agresión, por ej. o para construir formaciones reactivas.

Evaristo dijo...

Según lo que tú dices, Silvia, el espíritu es una conjunción de afectos. Si el espíritu es el impulsor del ánimo o esencia emprendedora o aquello invisible a los ojos que indica fuerza en movimiento (Wikipedia), entonces la tuya podría ser una buena definición de espíritu.

Raúl dijo...

Lo material nos moviliza el espíritu. No se puede disociar lo material de lo espiritual, van juntos. Algo tangible y concreto como un buen vino, nos moviliza el espíritu. Y pensando cuestiones más prosaicas, ganar la lotería, meter un gol, comerse un buen plato de ravioles, hacen que el espíritu vibre. Y para ser más exactos, el único que puede vibrar es el cuerpo.

Sofía dijo...

No estoy de acuerdo con la concepción materialista. Conocemos la materia y la energía, el espacio y el tiempo. Pero hay dimensiones que aún no conocemos. Quizá una de ellas sea la dimensión espiritual, una dimensión que aún no sabemos precisar en palabras.