sábado, 29 de septiembre de 2012

Los dinosaurios y nosotros




 
Los cambios de cualquier tipo, (climáticos, políticos, económicos, tecnológicos), nos asustan por temor a no poder sobrevivir adaptándonos.

Si llega a nuestros oídos la teoría de que los dinosaurios desaparecieron porque no pudieron adaptarse a los cambios climáticos, no podemos decir que sabemos qué ocurrió con esas especies, pero si podemos opinar que actualmente creemos que la inadaptabilidad al medio es una causa de ineficiencia y, eventualmente, de muerte.

En otras palabras, no podemos considerar que una teoría sea verdadera pero sí podemos suponer que las personas que la trasmiten creen que esa hipótesis es lógica, creíble, confiable. No sabemos de la teoría misma pero sí sabemos de quienes las aprueban.

Continuando con el razonamiento, es posible suponer que muchos de nosotros pensamos que los animales más grandes, aunque se los supone también más fuertes, tienen su punto de vulnerabilidad en su capacidad de adaptación.

De la mano de esa teoría que refiere a los dinosaurios va otra teoría según la cual las cucarachas tuvieron mejor capacidad de adaptación y por eso sobrevivieron hasta nuestros días.

Si está en nuestra psiquis la tendencia a suponer que los cambios, (climáticos, por ejemplo), son nefastos para los seres vivos de mayor tamaño y, puesto que tendemos a suponer que los humanos somos los seres vivos de mayor importancia, de mayor inteligencia y los predilectos de Dios, es lógico que muchas personas se sientan especialmente amenazadas cuando se habla de nuevos cambios planetarios y cuando son notorios los cambios tecnológicos que modifican fuertemente el mercado laboral.

Por otro lado, llama la atención como muchos niños se sienten fascinados por los dinosaurios, quizá por una suerte de identificación con la grandiosidad que los caracterizaba.

En suma: Los cambios de cualquier tipo, (climáticos, políticos, económicos, tecnológicos), nos asustan por temor a no poder sobrevivir adaptándonos.

(Este es el Artículo Nº 1.684)

12 comentarios:

Ingrid dijo...

Cambiar es todo un desafío. Porque cada pequeño cambio nos mueve toda la estantería. Y tenemos que volver a ordenarla. Y no sabemos de antemano si va a quedar bien ordenada.

Olga dijo...

No se me había dado por pensar que cualquier cambio en la vida remite en última instancia a la muerte.

Oliverio dijo...

Cuando nuestro pasado fue notoriamente mejor que nuestro presente, estamos a mayor riesgo de ser empecinadamente conservadores. Tendemos a creer, abusando de la metonimia, que cualquier cambio presente o futuro nos alejará aún más de ese pasado feliz.

Selva dijo...

Para los niños los dinosaurios son tan fuertes, que por haberse extinguido no pierden su grandiosidad.

Lucía dijo...

Los cambios en el mercado laboral nos exigen una cultura de la reconversión que se vuelva natural, que forme parte de lo esperable.

Marcos dijo...

Creo que los cambios tecnológicos nos están llevando, sin que nos demos cuenta, a ser menos conservadores.

Enrique dijo...

Qué hay tanto de malo en ser conservador!

Mirna dijo...

Quisiera una piel que se adaptara a los cambios causados por el paso del tiempo, sin resquebrajarse.

Facundo Negri dijo...

Saber de las nuevas teorías es algo que queda bastante lejos del ciudadano común. El saber implica poder y por eso no se difunde.

Ernesto dijo...

Lograr la supervivencia adaptándose en los que es necesario, al tiempo que buscando nuevos caminos en lo que es deficiente, eso sí vale la pena.

Luis dijo...

La complejidad de nuestro cerebro nos juega a la vez a favor y en contra de nuestra capacidad de adaptación.

Gabriela dijo...

Si el cambio más trascendente es el paso de la vida a la muerte, o el de la no existencia a la existencia; es lógico que el miedo mayor sea el miedo a la muerte, y la alegría más grande el surgimiento de una nueva vida.