lunes, 5 de noviembre de 2012

Trabajamos si no tenemos ganas de trabajar



   
Si nuestra «configuración de mundo» incluye que trabajar siempre implica sufrir, nunca tendremos ganas de trabajar para sentir que estamos trabajando.

Algunos le llaman «configuración de mundo» al conjunto de ideas que tenemos sobre cómo es la realidad, la amistad, la honestidad, la vida y la muerte, ganar dinero trabajando.

En este último punto, como en cualquiera de los anteriores, nuestras ideas pueden ser muy variadas. Todo dependerá de lo que hayamos aprendido o de las ocurrencias personales que hayan intentado tapar el desconocimiento propio de quienes no nacemos sabiendo.

¿Qué es ganar dinero trabajando?

La respuesta a esta interrogante puede hacer la diferencia entre tener dinero suficiente o no conseguirlo nunca.

Si observamos cómo actúa nuestro cuerpo cuando tenemos que ir al dentista, nos damos cuenta que no tiene ganas de hacer esa visita porque sabe o supone que le causarán dolor (lo cual difícilmente ocurra, pero la creencia es la única determinante de nuestra actitud).

Si en nuestra «configuración de mundo» trabajar es algo tan penoso como ir al odontólogo, tendremos que aceptar que nuestro cuerpo no quiera ir, que se quede dormido, que se enferme con llamativa frecuencia, que el umbral de tolerancia a la fatiga sea mínimo.

Con esta «configuración de mundo» trabajar debe ser tan penoso porque de lo contrario no podremos creer que estamos trabajando, en tanto le falta la característica principal, esto es que sea molesto, doloroso, irritante, insoportable.

Como somos muy coherentes pensamos que el lunes es el peor día de la semana.

Si nuestras sensaciones trabajando fueran distintas a las que acabo de señalar, algo no estaría funcionándonos bien porque según nuestra «configuración de mundo» trabajar siempre equivale a sufrir.

Si nuestra «configuración de mundo» incluye que trabajar siempre implica sufrir, nunca tendremos ganas de trabajar para sentir que estamos trabajando.

(Este es el Artículo Nº 1.721)

9 comentarios:

Lautaro dijo...

Me sucede siempre, o siempre me ha sucedido hasta ahora, que cuando no me siento a gusto en un trabajo, a la corta o a la larga termino dejándolo. A mí me tiene que gustar lo que hago para poder rendir bien y tener continuidad.

Adrián dijo...

Sí, me pasa como a Lautaro. Sólo continuaría en un trabajo que no me gusta si no tuviera otra posibilidad por el momento, pero apenas la tuviera, me las pelo, me voy.

Yoel dijo...

Somos demasiados los que pensamos que el lunes es el peor día de la semana. En realidad podría ser el mejor, porque luego del merecido descanso, en el cual es esperable que en lugar de descansar usemos toda nuestra energía en disfrutar, tengamos ganas de volver a trabajar.

Néstor dijo...

Para quienes creemos que trabajar implica esforzarse hasta el límite del agotamiento, sumádole a eso el fastidio, sentimos que cuando trabajamos con entusiasmo y placer estamos robando el dinero. Sentimos que no merecemos trabajar para pasarla bien, y eso es erróneo.
Trabajar lleva al menos la tercera parte de nuestra vida, tendría que ser placentero.

Omar dijo...

En mi configuración del mundo, trabajar es un mal necesario.
Será que hasta ahora no he encontrado mi vocación, o no he dado con el lugar justo.

Tania dijo...

Creo que Omar además de lo que se plantea, que tomo como cierto, es decir, que aún no ha encontrado el trabajo adecuado para él, ni quizás tampoco su vocación -no aquello en lo que le gustaría trabajar, sino lo que quiere incorporar como parte de su vida-, repito, creo que además de eso, le sucede que su configuración del mundo le está jugando una mala pasada. Quizá estaría bueno vivir en un mundo donde asistir al trabajo fuera algo más libre, que conllevara menos horas, y que fuera más fácil pasar de un trabajo a otro. Pero pienso que para andar en armonía tenemos que adaptarnos al mundo que nos tocó, y si es posible amarlo, con sus virtudes y sus defectos.

Sandra39 dijo...

Agregaría a lo que dice Tania, que si sentimos que no podemos negociar con el mundo en el que vivimos, una opción podría ser dedicar nuestro trabajo a intentar modificarlo.

Luis dijo...

Cuando no nos gusta nuestro trabajo, lo manifestamos de algún modo: ausentismo, somatizaciones, bajo rendimiento.

Eva dijo...

Estoy de acuerdo con lo que dice Luis, pero también podría pasar otra cosa: que la persona necesitara castigarse trabajando; expiar alguna culpa.