lunes, 25 de marzo de 2013

La explotación escolar



 
Durante la etapa escolar, estudiar es una forma de trabajo infantil y exigir ciertos resultados es una forma de explotación.

En la cadena alimentaria los más grandes se comen a los más chicos, aunque según dicen ahora, los más veloces se comen a los más lentos.

Ya sea por tamaño o velocidad, los niños llevan las de perder porque son pequeños y lentos.

Para contrarrestar los inevitables abusos provocados por los grandes y/o veloces, cada tanto nos reunimos en algún evento lleno de publicidad benefactora y hacemos algunas declaraciones justicieras, llenas de buenas, indiscutibles y sagradas intenciones, para que los niños sufran lo menos posible o, para que, quienes los perjudican disimulen un poco más.

A la postre, esas declaraciones tienen alguna consecuencia cuando, publicidad mediante, se logra que los colectivos erijan alguna condena a ciertas prácticas abusivas, gracias a lo cual algunos moderan su desconsideración con los más pequeños y lentos y otros, más proactivos, mejoran los procedimientos para ocultar lo que hacen.

Los pedófilos practicantes son muy pocos, pero parecen muchos cuando pertenecen a instituciones que pretenden pontificar, evangelizar, dictarnos normas morales, como ocurre con unos pocos religiosos de la Iglesia Católica.

Los niños, por su escaso desarrollo, son inimputables porque no tienen aún desarrolladas las nociones de bueno y malo, no parecen capaces de asumir responsabilidades, sus actos no merecen ser castigados como si fueran adultos.

Estas constataciones parecen eximirlos de obligaciones y, por el contrario, los hacen titulares de varios derechos especiales: al juego, a la protección durante los conflictos armados, a la protección contra el trabajo infantil y la explotación económica.

Declaramos ruidosamente muchos derechos para nuestros pequeños pero suele ocurrir que les imponemos algunas obligaciones «por su bien».

Efectivamente, estudiar es una forma de trabajar y exigirles ciertos resultados es una forma de explotación.

(Este es el Artículo Nº 1.830)

7 comentarios:

Facundo Negri dijo...

Básicamente estoy de acuerdo: en la escuela se explota a los niños.

Rulo dijo...

Los niños son pequeños y lentos. Tan fritos.

Cecilia dijo...

Lo peor es que a menudo se exigen los mismos resultados a todos, de manera indiscriminada.

Verónica dijo...

Los adultos estamos convencidos de que todo lo que hacemos por los niños es por su bien, pero a ciencia cierta es difícil saberlo.

Gabriela dijo...

Explotamos a los niños porque tenemos que adaptarlos a nuestra sociedad: tenemos que prepararlos para que sean adultos explotados.

Efraín dijo...

Creo que los niños, desde muy pequeños tienen más o menos desarrollada la noción de lo bueno y lo malo.

Leticia dijo...

Nunca se me había dado por pensar que hay pedófilos practicantes y no practicantes.