viernes, 24 de mayo de 2013

La espiritualidad y el desprecio al materialismo y al dinero




Creer en el espíritu es un resabio del pensamiento infantil que provoca desprecio hacia los materialistas que trabajan por dinero.

En términos generales nos llevamos bien con quienes se nos parecen y nos llevamos mal con quienes son radicalmente diferentes.

Suele ocurrir que los puntuales se lleven mal con los impuntuales, los comunistas con los capitalistas, los materialistas con los espiritualistas.

Cuando nos comparamos con los demás y encontramos la coincidencia de muchas características, tendemos a identificarnos con ese otro y, así como nos amamos narcisísticamente, incluimos a quienes tanto se nos parecen por un impulso también narcisista.

Dicho de modo más amplio, los narcisistas nos amamos a nosotros mismos y a todo lo que se nos parezca. Cuanto mayor sea el parecido, más probabilidades hay de amar al otro y viceversa, cuanto menor sea el parecido, menos probabilidades hay de amar al otro.

Me concentraré en las personas que se diferencian y no se toleran porque unos son materialistas y los otros son espiritualistas.

 Desde mi punto de vista existen dos buenas razones para que una mayoría de personas sea espiritualista y huya del materialismo.

Una de esas razones es que los niños tienen naturalmente el pensamiento mágico necesario para ser espiritualista, con lo cual podría pensarse que las personas no son espirituales sino que se quedan espirituales, continúan utilizando el pensamiento mágico de la infancia.

Otro motivo, quizá más importante, es que las posturas espirituales creen en la inmortalidad del alma, con lo cual logran zafar de esa gran angustia que padecemos quienes no podemos creer que después de la muerte haya algo más, que la vida continúe.

Por esa intolerancia que comenté al principio, quienes creen en el espíritu tienen un cierto desprecio hacia quienes son tan materialistas que trabajan por dinero y que morirán definitivamente.

(Este es el Artículo Nº 1.889)


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