martes, 4 de junio de 2013

La estrategia del ratoncito que husmea nerviosamente


Múltiples agentes económicos repiten un sistema de prueba y error, procurando encontrar oportunidades, ideas, estrategias, como un ratoncito que husmea nerviosamente.

Yo le llamaría «economía del despilfarro» a esa estrategia que utilizan tantos trabajadores cuando salen a correr por los parques, ramblas, avenidas, pretiles o máquinas que le escabullen el piso con una velocidad programable e inclinación regulable.

La denominación, («economía del despilfarro»), incluye una contradicción porque nuestra mente está diseñada para que los conceptos «economía» y «despilfarro» parezcan opuestos.

De todos modos siento entusiasmo para defender esta denominación porque el gasto inútil de energía humana es un despilfarro, pero como se realiza siguiendo una filosofía recomendada por personalidades prestigiosas, (médicos, dietistas, deportólogos, campeones olímpicos), entonces parece estar alineada con la economía que también es una ciencia cierta, respetable y prestigiosa.

En suma: los agentes económicos no tienen una conducta inteligente sino contradictoria, antieconómica y eventualmente estúpida.

Si confiamos que esta definición es respetable a pesar de parecer irónica o humorística, podríamos pararnos en otro mirador del mercado al que tenemos que concurrir para ganar el dinero que necesitamos para vivir dignamente y alejarnos de la pobreza patológica, (tema central de este blog).

Nuestro omnipresente enemigo el sentido común nos aconseja, en la plenitud de su Alzheimer, que debemos tener una conducta que tienda fundamentalmente al equilibrio y a la optimización de nuestros resultados.

Para empezar, esos mismos pontífices del sentido común, del equilibrio y de la optimización, son los que andan perdiendo energía, (corriendo sin apuro), como haría un conductor que ante la luz roja del semáforo acostumbrara acelerar a fondo el motor.

Para terminar, los múltiples agentes económicos, (empleados, empresarios, vigilantes, vagos, fisco, delincuentes), repiten un sistema de prueba y error, procurando encontrar oportunidades, ideas, estrategias, como un ratoncito que husmea nerviosamente, pero con menos tendencia al equilibrio.

(Este es el Artículo Nº 1.900)


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