viernes, 5 de julio de 2013

El dinero y el pensamiento religioso




Existe un pensamiento que parece religioso entre quienes creen que todo puede arreglarse con dinero y que riqueza significa perfección.

El pensamiento religioso existe entre quienes no aceptan que la vida sea esta poca cosa que compartimos con los demás animales y vegetales.

Quienes tienen un pensamiento religioso consideran que lo verdaderamente real es intangible, mientras que lo tangible es una consecuencia de las fuerzas intangibles, generalmente unificadas en el concepto Dios.

Lo que los religiosos no pueden aceptar es esta mortificante carencia de poder que sentimos, las limitaciones de la vida terrenal les parecen intolerables, las imperfecciones les resultan abominables, vergonzosas, odiosas.

Por el contrario, los religiosos sólo aman aquello que sea todopoderoso, absolutamente carente de debilidades, flaquezas, cobardía.

Las elevadas aspiraciones de los religiosos los llevan a no aceptar otra cosa que no sea «lo sagrado». Por esto rechazan con desdén lo profano.

Son personas especialmente aptas para el lujo, la riqueza, el boato, la magnificencia, aunque quizá vivan en situaciones exactamente opuestas, esto es, en la pobreza, la escasez, la frugalidad, la austeridad.

Si observamos la belleza y esplendor de algunos edificios religiosos podemos suponer que solo en ese ámbito sagrado corresponde representar lo que efectivamente creen encontrar en las figuras sagradas: los dioses son la riqueza, la perfección, el poder, la omnipotencia pero los humanos solo tenemos eso de lo que huyen los religiosos, esto es, el vano poder de lo material.

Así como las personas con pensamiento religioso desprecian lo material, especialmente el dinero, solemos encontrarnos con personas que sobrevaloran el poder del dinero.

Existe un pensamiento que parece religioso al que se lo reconoce porque siempre busca soluciones económicas para las dificultades que lo afectan, suponen que todo se arregla con plata, asignándole a esta los atributos que los religiosos solo encuentran en Dios.

(Este es el Artículo Nº 1.931)

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